Mil, lo que se dice mil, va a ser que no, pero utilicé todas las pimientas que tenía en casa, y son unas cuantas, así que el nombre, aunque pelín hiperbólico, es bastante aproximado 😉
Me encanta la pimienta, me apasiona. Es mi especia favorita, con mucha diferencia. Y aunque tengo debilidad por la pimienta negra vietnamita, cualquier tipo de pimienta merece toda mi atención y reconocimiento.¿Por qué no mezclarlas todas a ver que sucede? Pues un delicioso manjar, como se podía esperar.
Lo bueno de esta receta, aparte de su sabor increíble, es que como toda la pimienta queda fuera, si no eres picantón, con retirar la costra exterior, el interior del pavo te quedará con un toquecillo perfumado pero sin picar ni agobiar, y si te va la marcha, pues te comes la costra de pimienta asada y te mueres de gusto. Así que esta receta es apta para todos los públicos.
En un mortero se añaden los granos de pimienta, de las mil pimientas o de las que tengas. Yo utilicé pimienta negra vietnamita, pimienta de Jamaica, pimienta rosa, pimienta de Sichuán, pimienta blanca, y no se si alguna más se me olvidará, tendría que revisar el especiero (ejem, los dos armarios).
En el mortero añadimos también un puñado de sal y comenzamos a majar para que los granos se vayan rompiendo. La idea no es obtener un polvo fino y ligero, entre otras cosas porque sería un arduo trabajo, pero sí conviene romper la mayoría de los granos para que las esencias de las diferentes pimientas se mezcle. Con la sal facilitamos la labor, y cuando esté casi hecha incorporamos un chorreón de AOVE y seguimos majando y removiendo.
Limpiamos bien el rotí y lo ponemos sobre una superficie limpia. Con una brocha vamos pintando toda la superficie del rotí con el majado de pimientas, cubrimos por completo y lo ponemos en una fuente de horno. Incorporamos en el fondo de la fuente un vaso generoso de vino de Oporto.
Ahora horneamos, utilicé el horno de vapor, que ya he contado miles de veces que para asados es espectacular, ya que los deja crujientes y dorados por fuera y jugosos por dentro, cosa que al pavo en especial le viene estupendamente. Con un programa de asado de aves y añadiendo el peso…oye que listo es, lo deja todo en su punto.
Si no hay horno de vapor, pues horno de toda la vida, rondando los 200 grados y calor arriba y abajo, hasta que el rotí coja un colo bonito, dependiendo del peso de la pieza, rondará una hora.
Se puede servir recién salido del horno, pero frío, incluso de la nevera también es una opción estupenda para ensaladas y bocadillos. Acompañado de patatas, pasta, ensalada, puedes combinarlo con casi cualquier salsa, pero tampoco es necesario, ya que el sabor de la pimientas y el aroma del Oporto lo dejan bastante equilibrado.
En cualquier caso, si esperas a que se enfríe un poco antes de partirlo en rodajas, será mucho más fácil que no se desmorone. ¡Buen provecho!
- 1 rotí de pavo
- pimientas de todo tipo
- 1 vaso de oporto
- Sal y AOVE
MANUFACTURA
- En un mortero se majan los granos de pimienta
- Se añade sal y AOVE a la mezcla y se remueve todo bien
- Se pinta el rotí con las pimientas aderezadas
- Se mete en una bandeja y se añade un vaso de vino de Oporto
- En el horno de vapor alternamos en primer lugar aire caliente a 180 grados, a continuación mezca de aire caliente y vapor y para finalizar vapor. El tiempo total dependerá del tamaño del rotí, para una pieza de un kilo unos 5o minutos.
- En horno convencional calor arriba y abajo 190 grados unos 50 0 60 minutos, hasta que el pavo esté dorado por fuera