Costa Rica. Empezando por Volcanes

Publicado: 7 febrero, 2016 en Viajes
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Intro. Aterriza y espera.

Costa Rica es el barroco rococó churrigueresco de la naturaleza. Sin duda. Volcanes, bosques primarios, secundarios, pluvisilva, playas, calor, humedad e insectos y animales en general de todo tipo. Muchos, cantidades ingentes, desbordan.

Durante dos semanas, tuve el honor de disfrutar de tremendo viaje con @DisorderStrange, a.k.a. mi amiga del alma, a.a.k.a Ornitófila, a través de este impresionante país, viaje que incluía 9 días más en Panamá.

La entrada en Costa Rica fue regulera na más. Nos tuvieron casi tres horas esperando por el equipaje. Todos nuestros planes de evitar atascos y conducir de noche se fueron al garete. Al menos nos estaban esperando de la agencia de coches para llevarnos al punto de recogida. Poas_Las Fresas_La vaca locaAllí conocimos a la vaca loca, nos enamoramos del Fortuner en cuanto lo vimos. ¡Qué pedazo de carro! Algo que considerábamos imprescindible para tener una experiencia lo más tranquila y segura posible. Teniendo en cuenta carreteras, climatología, cultura al volante y fauna varia, un buen coche es IMPRESCINDIBLE para evitar disgustos e imprevistos.

Volcán Poás

Tras una insufrible salida de San José, al que ni nos asomamos, llegamos de noche a Las Fresas, unas cabinas medio cutres medio estupendas muy cerca del Volcán Poás. Íbamos arrastrando lesiones, la viejunidad que no perdona, y nos pareció que era una primera toma de contacto muy buena. Es un paseo agradable y apto para sillas de ruedas. Y cuando te quieres dar cuenta estás en todo lo alto de un cráter espectacular, con fumarolas y múltiples colores, por  no más de 20 minutos porque aquello humea que da gloria, tanto si aspiras la h como si no. Para verlo hay que tener suerte, ya que se enuentra rodeado de un bosque nuboso, y si tienes más suerte aún puedes ver Pacífico y Caribe a ambos lados.

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Atravesando el bosque nuboso, ya no apto para sillas de ruedas, llegamos a otro cráter cubierto de agua.

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Seguimos el recorrido entero por la pluvisilva y ya con grandes desniveles se disfruta de  epifitas de todo tipo, con especial abundancia de bromelias. Un primer contacto estupendo y al final nos hemos dado una buena caminata.

De vuelta al hotel compramos unas fresas, producto estrella de la zona, están ricas, pero soy fan de las de Huelva. Recogimos y salimos hacia nuestro siguiente destino, otro volcán.

Volcán Arenal

El camino hacia el volcán, saliendo desde Poás y sobre todo en la primera parte fue increíble, de pararnos cada pocos minutos a flipar y a hacer fotos de las maravillas de la naturaleza que nos íbamos encontrando, valles escarpados plagados de vegetación con rios salvajes al fondo, cascadas por doquier rompiendo piedra y verde. Que sí, que estábamos empezando el viaje, pero realmente el paisaje fue de lo más espectacular que vimos.

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Pasear por los senderos del parque nacional es lo más que te vas a aproximar al Volcán, así que como experiencia puramente volcánica pues no. Pero desde luego el entorno y los senderos están fenomenal y salvo el mirador de lava que cuesta un poco pero es corto, el resto del parque es bastante accesible y disfrutable.

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La catarata de La Fortuna es una romería, pero es imprescindible, 500 escalones pabajo y 500 parriba, tu verás si merece la pena, a nosotras nos la mereció con creces. Bañarse en la poza donde cae el torrente del agua y sentir su fuerza sin casi poder moverte del borde de piedras encajonado en un tubo de vegetación que acaba en un azul pálidecido por las nubes, eso es bañarse. El paraíso, un poco más abajo nos pusimos a retozar sobre las aguas tranquilizadas por la falta de pendiente y amplitud del cauce, muy poco profundas, zonas de arena blanca y pececillos negros surcando turquesa.

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 Al día siguiente, nos fuimos con la vaca loca al otro lado del volcán, disfrutando todo el tiempo de unas vistas muy bonitas desde el lago.  A la vuelta entramos en un mariposario espectacular, pero mucho más espectacular el sendero que tenía. Aquí las propiedades privadas te incluyen pura vida.

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Saliendo de la zona de Poás, con destino el Parque Nacional Marino Las Baulas, estuvimos contemplando diferentes vistas del Lago Arenal, todas con su punto de encanto. Había monos en los árboles del café donde paramos a descansar y disfrutar de las maravillosas vistas. Pura Vida.

comentarios
  1. mierda en tomate dice:

    vaya fotacos, vaya viaje, vaya envidiaaaa 🙂

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