Cut Hands + Vatican Shadow
Sala Siroco. Madrid, 18 de Junio de 2013
Empecemos por el principio. Cut Hands es el nombre de faranduleo que se ha puesto William Bennett, fundador y alma mater de Whitehouse. pioneros y una de las grandes referencias en este submundo de la electrónica y el ruido extremo.
Los aficionados al ruido, mucho más cool si le llamamos noise, seguro que conocéis a este escocés. Allá por el 1980 William Bennett, edimburgués él, montó el chiringuito este al que le puso Whitehouse.
Cuenta la leyenda ( o sea, la wikipedia) que el nombre se debe a dos factores, una señora que se apellidaba daquesta manera, adalid de la moralidad en UK, y una revista porno que se llamaba mismamente Whitehouse. Tiene toda la pinta de ser cierto porque además del «nuevo» concepto musical que inauguran, el sexo y la ultraprovocación siempre formaron parte de los conciertos y del weltanschauung de Whitehouse ¡y de qué manera! Sadismo, misoginia, abuso a menores, fetichismo neo-nazi, violaciones y cualquier forma de violencia extrema que te puedas imaginar. Lo que viene siendo lo mejorcito de cada casa.
Pongo «nuevo» entre comillas porque grupos como Throbbing Gristtle, 5 años antes ya estaban haciendo ruido infernal molón de la muerte con toques industriales, pero sin el toque de electrónica ruidosa extrema.
Tuve el privilegio de ver a Whitehouse hace 7 años en La Casa Encendida, dentro del marco del ExperimentaClub’06, un festival dedicado a los nuevos formatos de creación y composición musicales, donde había cabida para un amplio espectro de experimentación, ruido y electroacustimos varios….La primera edición fue en el 2000 y durante unos cuantos años fue una auténtica delicia, trayendo figuras superinteresantes y relevantes como Psychic TV, People like us, Francisco López, Esplendor Geométrico, Mouse of Mars….¡Ahhh! qué tiempos aquellos en los que en Madrid se hacían buenos festivales, la cultura era un bien a preservar y los bancos nos caían medio bien por aquello de las obras sociales… El concierto fue una experiencia absolutamente única y especial. Intenso, vibrante, sorprendente, excitante. MARAVILLOSO. Literalmente la liaron parda.
Cuando me llegó la noticia de que tocaba Cut Hands en Siroco, a pesar de que le había perdido la pista desde hacía bastante tiempo, no pude sino acudir ansiosa y expectante a ver cómo le habían sentado los años y el cambio de proyecto.
Pues en fín, todo el rollo provocador radical me cago en todo y os reviento a ostias porque soy el más chungo….pues va a ser que no. Salió un señor mayor con barba de tres días totalmente canosa y mascando chicle. El comienzo del concierto fue contundente, pero sin la rabia que destilaba Whitehouse por todos los poros. Eso sí, seguí jugueteando con la curva isofónica y traspasando el umbral de dolor de vez en cuando. En unas cuantas ocasiones se contoneaba frenéticamente al ritmo de los tantanes bantúe, batusis, garífunas y de todas las tribus y pueblos africanos que puedas imaginarte, con un estilo más gracioso y dicharachero que otra cosa. Claro que el estar detrás de una mesa tocando botones cambia mucho la cosa. Algunos momentos de industrial salvaje, con más ruido y confusión y llegando en ocasiones a la puta locura.
No fue ese ruido infernal y desquiciante que tanto disfrutaba de Whitehouse, pero me gustó bastante. La etiqueta afronoise le viene como anillo al dedo, pero es bastante más afro que noise. El noise aparece de vez en cuando y en algunos temas brilla con fuerza, pero es mucho más fuerte la componente afro. La base rítmica es completamente africana. Impresionantemente bailonga y agradecida. Mola, pero no es lo mismo.
La sesión estuvo acompañada con unos vídeos en los que se mostraba una gran sincronización de la música con las imágenes, como pocas veces he visto. Y empezó con unos cortos de Maya Deren. Dios existe. Me gustó mucho y lo pasé muy bien. Cuando tocó Black Mamba, casi al final del concierto, fue un momento realmente potente e intenso. Personalmente prefiero Whitehouse, pero habría sido una auténtica pena haberme perdido un espectáculo como el que este caballero nos ofreció.
Por nombrarlo, Vatican Shadow tocó de cabeza de cartel. Un tipo totalmente taladrado haciendo space trance cuando su esquizofrenia paranoide se lo permite. Cambios muy bruscos que rompían bastante el ambiente. Me pareció sentir una especia de teletransporte a una rave en la que nunca estuve donde el dj va más puesto que los dancers. Reminiscencias evidentes de EBM «noventero soy ultra fan de Front 242» pero ni de lejos a la altura. Aunque hubo un par de temas que se podían salvar de la quema, la hoguera que se podría montar con el amigo taladrao se vería desde cualquier punto de la Vía Lactea. Sí, lo sé, subbética ergo hiperbólica.