Archivos para enero, 2012

La Observación según Hanson

La ciencia, glorioso logro del hombre moderno, se situa entre la matemática pura y la experiencia sensorial bruta. Esta posición genera tal tensión conceptual que no es raro que los filósofos estén perplejos.

La ciencia natural se interesa por los hechos de este mundo. Los resultados de tal interés se articulan en enunciados factuales. Ninguna colección de enunciados “no factuales” puede constituir una ciencia natural. Se precisa de la experiencia observacional para separar aquellos enunciados factuales que «se cumplen» de los que no se cumplen. «El observador» no es más que un detector animado; despersonalizado, no es sino un retículo de receptores de señales integrado con una eficacia y fiabilidad mecánicas considerables.

En esta medida y por este motivo, cualquier persona normal podría hacer observaciones científicamente valiosas. Los receptores de señales ópticas, no importa lo sensibles y exactos que sean, no pueden proporcionar todo lo que se necesita para observar por ejemplo, la resistencia eléctrica. Se presupone también un conocimiento; la observación científica es, por tanto, una actividad «cargada de teoría». Ni los computadores fotosensibles sin cerebro, ni los niños, ni los elefantes,  hacen observaciones científicas, por muy notables que sean su recepción de señales y su memoria.

Ser capaz de dar sentido a los sensores exige conocimiento y teoría, no sólo más señales sensoriales. Este reconocimiento de un fuerte elemento teórico dentro de la observación científica conduce algunas veces a los filósofos a dar a entender que las señales provenientes de la materia de que se trata son menos importantes de lo que realmente son.

El teórico presiona al observador con preguntas como «¿en qué medida las desviaciones del ‘caso ideal’ son atribuidas simplemente a la tosquedad del aparato experimental?», «¿hasta qué punto son fundamentales para nuestra comprensión de los fenómenos las desviaciones, amplitudes de error, fricciones, dislocaciones, deformaciones, etc. detectadas, cosas todas ellas inseparables de los instrumentos y técnicas de medición?».

En este caso, es como si la «forma conceptual» de nuestras propias teorías, de nuestra  postura y estatura de las presuposiciones, determinasen dónde han de «limpiarse» las observaciones; dónde deben realinearse y reprocesarse de modo efectivo para ser insertadas en el marco teórico de una ciencia, su estructura para la inteligibilidad. Sin duda es muy importante reconocer este rasgo central de la observación científica.

La comprensión de los fenómenos se ve a menudo precedida por estudios sobre fluidos ideales, superficies sin fricción, palancas estrictamente rígidas, cuerpos perfectamente elásticos, envergaduras infinitas, traslaciones unidimensionales, partículas puntuales y, en general, «casos puros». Así, el ‘trabajo’ de laboratorio debe estorbar tan poco como sea posible a la principal función de la empresa científica, a saber, la consecución de comprensión teórica, de conocimiento.

Periódicamente, sin embargo, los teóricos quedan atrapados en una actitud de «tanto-peor-para-los-hechos». Históricamente, tal confianza parece casi comprensible, sobre todo después de los descubrimientos exigidos por la teoría, como los del antiprotón, el antineutrón, el neutrino, el positrón de Anderson… Pero aun así, el «punto medio» filosófico debe ser siempre el que reconozca que las observaciones significativas de una ciencia son aquéllas que cumplen los criterios de relevancia incorporados a la teoría vigente y, al mismo tiempo, son capaces de modificar esa teoría mediante el riguroso e inquebrantable reconocimiento de «lo que es el caso», de los hechos.

Lo que veo es lo que creo

La ciencia no fabrica los hechos, por mucho que pueda darles forma, color y orden. Pensemos en Johannes Kepler: imaginémosle en una colina mirando el amanecer. Con él está Tycho Brahe. Kepler considera que el Sol está fijo; es la Tierra la que se mueve. Pero Tycho, siguiendo a Ptolomeo y a Aristóteles, al menos en esto, sostiene que la Tierra está fija y que los demás cuerpos celestes se mueven alrededor de ella. ¿Ven Kepler y Tycho la misma cosa en el Este, al amanecer?.

En las retinas de Kepler y de Tycho se forman las mismas configuraciones. Así pues, ellos ven la misma cosa. Sin embargo la visión es una experiencia. Una reacción de la retina es solamente un estado físico, una excitación fotoquímica. Existe una gran diferencia entre un estado físico y una experiencia visual. Las disparidades entre sus descripciones aparecerán en interpretaciones ex post facto de lo que se ve, no en los datos visuales básicos.

Si se sostiene esto, aparecerán pronto dificultades adicionales. ¿Cómo llegan a organizarse las experiencias visuales? ¿Cómo es posible la visión?. El contexto nos da la clave. No se necesita, sin embargo, que dicho contexto sea establecido explícitamente. A menudo es «inherente» al pensar, el imaginar y el figurar. El físico ve un tubo de rayos-X, el niño una lámpara complicada. Tycho y Simplicio ven un Sol que se mueve; Kepler y Galileo ven un Sol estático.

El examen de cómo diferentes observadores ven cosas diferentes en x pone de relieve algunas cosas de interés en cuanto al ver la misma cosa cuando miran a x. Si ver cosas diferentes implica la posesión de conocimientos y teorías diferentes acerca de x, entonces, cuando ven la misma cosa debe tomarse, quizás, como que los diferentes observadores comparten conocimientos y teorías acerca de x.

Kepler y Tycho compartían los elementos de sus experiencias; pero su organización intelectual es muy diferente. ¿Pueden tener sus campos visuales una organización diferente? Es precisamente el sentido en el que Tycho y Kepler no observan la misma cosa el que debe tenerse en cuenta cuando se trata de entender los desacuerdos que existen dentro de la microfísica.

La física fundamental es, primordialmente, una búsqueda de inteligibilidad; es una filosofía de la materia. Solamente de manera secundaria es una búsqueda de objetos y hechos (aunque los dos cometidos son uña y carne). Los microfísicos buscan nuevos modos de organización conceptual. Si esto se consigue, se producirá el hallazgo de nuevas entidades. En cierto sentido, entonces, la visión es una acción que lleva una «carga teórica».

Ver como, ver qué

La observación de x está moldeada por un conocimiento previo de x. El lenguaje o las notaciones usados para expresar lo que conocemos, y sin los cuales habría muy poco que pudiera reconocerse como conocimiento, ejercen también influencia sobre las observaciones. Para Tycho y para Simplicio ver el amanecer era ver que el brillante satélite de la Tierra estaba comenzando su circuito diurno alrededor de nosotros, mientras que para Kepler y para Galileo ver el amanecer era ver que la Tierra, en su giro, les volvía a poner bajo la luz de nuestra estrella vecina.

Examinemos «ver que» en esos ejemplos. Puede que sea el elemento lógico que conecta el hecho de observar con nuestro conocimiento y con nuestro lenguaje. «Ver como» y «ver que» no son componentes de la visión en la misma medida en que las barras y los cojinetes son parte de los motores; la visión no es compuesta.

Con todo se pueden plantear cuestiones lógicas. «Ver como» y «ver que», por tanto, no son componentes psicológicos de la visión. Son elementos lógicamente distinguibles del lenguaje sobre la visión, según el concepto que nosotros tenemos de ésta. Ver un pájaro en el cielo implica ver que no caerá en barrena repentinamente; y esto es más de lo que aprecia la retina. Podríamos estar equivocados. Pero ver un pájaro, incluso momentáneamente, es verlo en todos estos aspectos. Como diría Wisdom, cada percepción implica una etiología y una prognosis.

«Ver que» inserta conocimiento dentro de nuestra visión; nos libra de reidentificar cada cosa que encuentran nuestros ojos; permite al físico observar los nuevos datos como físico y no como una cámara fotográfica. Como quiera que se interprete, la interpretación está allí, en la visión. Nos atreveríamos a decir que la interpretación es la visión.

Estas características lógicas del concepto de visión son inextricables e indispensables para la observación en la investigación física. ¿Por qué indispensable? Una cosa es que los hombres vean de una forma que permita el análisis de los factores en «ver como» y «ver que»; indispensable, sin embargo, sugiere que el mundo debe ser visto así. Esta es una afirmación más fuerte y requiere una argumentación igualmente fuerte.

Nuestra conciencia visual es dominada por imágenes; el conocimiento científico, sin embargo, es primordialmente lingüístico. La visión es, casi diría, una amalgama de imágenes y lenguaje. Al menos el concepto de visión abarca los conceptos de sensación visual y conocimiento. La fundamentación del lenguaje de la física, la parte más próxima a la mera sensación, es una serie de enunciados. Los enunciados son verdaderos o falsos. Las imágenes no tienen ningún parecido con los enunciados: no son ni verdaderas ni falsas. El conocimiento del mundo no es un montaje de piedras, palos, manchas de color y ruidos, sino un sistema de proposiciones.

Significancia, relevancia

Estas nociones dependen de lo que ya conocemos. Los objetos, los sucesos y las imágenes no son intrínsecamente significantes o relevantes. Si la visión fuera solamente un proceso óptico-químico, nada de lo que viéramos sería relevante para lo que conociéramos y nada de lo conocido podría tener significación para lo que vemos.

La vida visual sería ininteligible; a la vida intelectual le faltaría un aspecto visual. El hombre sería una computadora ciega acoplada a una placa fotográfica sin cerebro. Las imágenes, a veces, copian originales, el lenguaje puede copiar lo que describe. Pero nada hay en la palabra oso que evoque la forma del oso; nada hay en el sonido de la palabra oso que parezca un gruñido. El que o-s-o haga referencia a un oso es debido a una convención que coordina la palabra con el objeto. No hay nada peligroso en una bandera roja, y, sin embargo, es una señal con la que se expresa peligro.

Las oraciones gramaticales no muestran, por ejemplo, a los osos subiéndose a los árboles, pero con ellas se puede enunciar que los osos se suben a los árboles. Cuando se ignoran el lenguaje y las notaciones en los estudios de observación, se considera que la física descansa sobre la pura sensación y los experimentos de bajo nivel. Se la describe como una concatenación repetitiva y monótona de sensaciones espectaculares y de experimentos de laboratorio escolar.

Pero la ciencia física no es solamente una sistemática exposición de los sentidos al mundo; también es una manera de pensar acerca del mundo, una manera de formar concepciones. El paradigma de observador no es el hombre que ve y comunica lo que todos los observadores normales ven y comunican, sino el hombre que ve en objetos familiares lo que nadie ha visto anteriormente.

La carga teórica según Hanson

En opinión de Hanson, uno de los principales defectos de la interpretación que la Concepción Heredada propone de las teorías es que limita su atención al producto acabado del teorizar científico, sin prestar atención alguna al procedimiento racional por el cual leyes, hipótesis y teorías se proponen por primera vez a título provisional.

Hanson  investiga esta forma de proceder del descubrimiento; a la vez propone un análisis de las teorías en donde «las teorías físicas proporcionan una serie de patrones dentro de los cuales los datos resultan inteligibles y, en consecuencia, le permiten a uno explicar los fenómenos que caen bajo ellas.

Estas teorías no se descubren generalizando inductivamente a partir de los datos, sino más bien infiriendo por retroducción hipótesis probables a partir de datos organizados conceptualmente.

En el curso de este análisis, Hanson trata en primer lugar de mostrar que la observación y los hechos incluyen, sin duda ninguna, una organización conceptual —una «carga teórica»— y que nuestra noción de causalidad tiene algo que ver con cierta forma de organización conceptual.

En cierto sentido, cabe ver el análisis de Hanson como un suplemento o complemento del que Kuhn hace de las teorías científicas —su tesis de la naturaleza de la observación como provista de una carga teórica refuerza y desarrolla la idea de Kuhn de que no existe un lenguaje de observación que sea neutral.

Hanson comienza con una exposición de la observación que tiene el doble objetivo de desacreditar, por una parte, la tesis de la Concepción Heredada de la existencia de un lenguaje neutral de observación y de establecer, por otra, la idea de que la observación posee una «carga teórica». Y dado que el lenguaje observacional es de tal clase que las afirmaciones que en él se hacen se pueden verificar por observación directa, esa naturaleza intersubjetiva requiere que todos los que emplean dicho lenguaje vean las mismas cosas cuando miran a los mismos objetos.

Hanson pone en duda la afirmación de que la diferencia en lo que se ve sea una diferencia de interpretación, arguyendo que interpretar es una forma de pensar, una acción, mientras que ver es un estado de experiencia.

Hanson se pregunta que si la diferencia en lo que se ve no es una cuestión de interpretación, ¿qué es entonces?. Concluye que cuando uno mira a x, ver en x cosas diferentes supone poseer un conocimiento y unas teorías diferentes acerca de x. Así, por ejemplo, cuando Tycho y Kepler miran el sol, ven la misma cosa en el sentido de que perciben visualmente el mismo objeto, pero ven cosas diferentes en el sentido de que la organización conceptual de sus experiencias es enormemente diferente.

Hay entonces un sentido en el que la visión es una acción que posee una carga teórica. ¿Cuál es la naturaleza de dicha acción epistémica? La respuesta de Hanson es que la acción de ver implica ver que y, por tanto, algún conocimiento acerca de la conducta de los objetos. que la teoría del núcleo sensorial es falsa y que, en general, el acto de ver implica cierta organización conceptual implícita en el conocimiento requerido para ver que.

Según Suppe, los argumentos de Hanson no son concluyentes. Suppe duda incluso de que se haya pretendido que lo sean; más bien deben considerarse como un conjunto de consideraciones persuasivas destinadas a convencer a uno de que la versión del núcleo sensorial de la teoría de los datos sensoriales es incorrecta y de que la observación conlleva una carga teórica. Después de haber abogado por esta conclusión básica de que visión (u observación) implica un ver que, Hanson intenta a continuación obtener una serie de consideraciones paralelas en relación con la causalidad y con los hechos.

Analizando los hechos, empieza por establecer que los hechos no son entidades que puedan observarse o fotografiarse, sino que más bien se expresan en el lenguaje. Una vez establecido que los hechos son expresables, trata de mostrar que son relativos a un lenguaje. Empieza por preguntarse si hay hechos expresables en unos lenguajes, pero inexpresables en otros. Esto, a su vez, indica que, dado el mismo mundo, los dos hablantes habrían concebido el mundo de forma diferente, al hablar de, y pensar en, él de forma diferente, y lo habrían percibido de forma diferente.

Concluye Hanson que los hechos, al ser expresados en el lenguaje y al estar, por consiguiente, vinculados al lenguaje, son de tal naturaleza que, por lo menos, por lo que a la física se refiere, diferencias conceptuales o diferencias en el significado de los términos empleados en el lenguaje, pueden facilitar o dificultar la capacidad de determinar o comprender ciertos hecho. Lo cual equivale a decir que el hecho de usar el lenguaje con significados diferentes les lleva a ver cosas diferentes y determina el tipo de hechos que no tienen dificultad en aprehender.

Bifteki Gemisto

Publicado: 30 enero, 2012 en Cocina
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Plato griego, cocina mediterránea estupenda. Los hay quienes llaman a este plato las hamburguesas griegas…bueno, están buenísimas, llámalas como quieras.

Me gusta mucho la cocina griega…y eso que no he estado por allí nunca. Pero sí que he estado por países vecinos, y es una de las zonas del planeta donde mejor se come. El mediterráneo es un paraíso culinario.

Voy regularmente a un restaurante griego, y aunque tengo debilidad por el oxtapodi sta karvuna…lo que viene siendo pata de pulpo asada al carbón, de vez en cuando pido carne, y un bifteki gemisto es una elección garantizada. Un día probé a hacerlo en casa, y desde entonces pasó a formar parte de las recetas que de vez encuando hago. Combinación perfecta de carne picada de ternera y queso.

Normalmente se usa queso feta y kefalograviera. El segundo es muy difícil de encontrar si no vives en la misma Grecia o los alrededores cercanos, pero el feta en cambio es un queso muy difundido que puedes encontrar en casi cualquier sitio. Os lo recomiendo, es un queso muy sabroso que combina estupendamente con multitud de ingredientes.

Partimos de carne picada de ternera o buey, de buena calidad. Para 4 piezas medio kilo de carne picada. Le iremos añadiendo un ramillete de cilantro (perejil en su defecto), 3 dientes de ajo y una cebolleta, todo  finamente picados, lo más pequeño posible, o bien directamente batido con la procesadora. Incorporamos un huevo batido, sal, pimienta negra y especias varias. Yo usé ras el hanout, que contiene una mezcla muy apropiada para este plato y un poco de hierbabuena seca. Puedes usar también especias tipo curry, o directamente finas hierbas de toda la vida. La cuestión es que hay que especiarlo un poco para que coja el toque exótico y no sea un filete ruso relleno 😉 

Se mezcla todo bien y se comienza a montar los bifteki. Usé un molde para que quedaran más monos, pero no es necesario. Se coloca el molde sobre una bandeja de horno con papel de cera. Se cubre el fondo del molde con una capa de carne picada bien extendida. Sobre ella se añade una loncha de queso feta y se cubre con otra capa de carne picada. Se repite la operación hasta que nos quedemos sin carne.

Lo pulverizamos con AOVE y lo metemos al horno, a 180 grados con calor arriba y abajo unos 15 minutos. Cuidado de no pasarse, porque quedará reseco. Tiene que quedar jugosito. Normalmente, los biftekis se fríen o se asan sobre parrilla de carbón. Como casi siempre yo tiro de horno y me ahorro unas cuantas calorías. Se sirve calentito, acompañado de una salsa de yogurt o de tomate, incluso sin nada más. ¡Buen provecho!

INGREDIENTES

  • 1/2 kg Carne picada de ternera
  • 200 g de queso feta
  • 1 huevo
  • 1 manojo de cilantro
  • 3 dientes de ajo
  • 1 cebolleta
  • Especias y finas hierbas variadas (lo que te guste: orégano, tomillo, albahaca, salvia, cominos, cilantros, hierbabuena…)
  • Sal, pimienta, AOVE

MANUFACTURA

  • Se pica muy fino los ajos, la cebolleta y el cilantro
  • Se bate un huevo y se añade junto con la picada anterior a la carne picada
  • Se condimenta con sal, pimienta negra, y especias varias
  • Se montan los biftekis con una capa de carne picada, el queso feta en lámina y cubriendolo con otra capa
  • Se pulveriza con AOVE
  • Al horno a 180 grados calor arriba y abajo 15 minutos

Realismo no Representativo

Publicado: 30 enero, 2012 en Ciencia, Filosofía
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La relación entre las teorías y sus sucesoras

En  Realismo, instrumentalismo y verdad, Chalmers criticó las concepciones instrumentalistas de la física y también aquellas concepciones realistas que conllevan una teoría de la verdad como correspondencia. Ahora Chalmers sugiere una alternativa viable.

La descripción del mundo implícita en la teoría de Newton es muy diferente de la implícita en la teoría de Einstein. A la luz de la teoría de Einstein, la de Newton no corresponde a los hechos. ¿Qué explicación ha de dar el realista de la relación entre la teoría de Newton y el mundo y cómo ha de explicar el hecho de que tuviera tanto éxito como tuvo?.

Dado que los doscientos años largos de desarrollo de la física newtoniana implicaron de forma esencial una experimentación, no es posible hacer inteligible esta física y su éxito parcial definiéndola como un intento de establecer correlaciones entre hechos, observables o no.

No es aceptable para un realista explicar la relación entra la teoría de Newton y el mundo diciendo que si la teoría de Einstein corresponde a los hechos, habrá una serie de observaciones conformes con la teoría de Newton, interpretadas instrumentalmente. Esto no hace justicia a la teoría de Newton ni hace inteligibles esos doscientos años de trabajo experimental en ella.

Reconociendo que el marco conceptual de la teoría de Einstein es lo suficientemente diferente del de la teoría de Newton como para impedir que haya entre ellos relaciones estrictamente lógicas, es sin embargo posible argumentar que, si la teoría de Einstein es aplicable al mundo, la teoría de Newton lo es también aproximadamente en circunstancias muy diversas.

Desde el punto de vista de la teoría de Einstein podemos demostrar que la ley newtoniana de la conservación del impulso será aproximadamente válida siempre que las velocidades no sean demasiado grandes.

La teoría de Newton no puede ser debidamente descrita en términos instrumentalistas. Por otra parte, tampoco puede ser concebida en términos típicamente realistas, dado que, desde el punto de vista de la teoría de Einstein, no corresponde a los hechos.

Realismo no representativo

El mundo físico está constituido de tal forma que la teoría de Newton es aproximadamente aplicable a él en circunstancias muy diversas. A la luz de la teoría de Einstein se puede entender hasta qué punto esto es así.

La teoría de Newton no puede ser concebida como una teoría que corresponde a los hechos, pero su aplicabilidad al mundo debe ser entendida en un sentido más lato del que le da el instrumentalismo. Un realista que subscriba la teoría de la verdad como correspondencia debe aceptar todos estos comentarios sobre el estatus de la teoría de Newton.

El mundo físico está constituido de tal forma que nuestras teorías físicas actuales son aplicables a él en algún grado y, en general, en un grado que excede en muchos aspectos al de sus predecesores. La finalidad de la física será restablecer los límites de la aplicabilidad de las teorías actuales y desarrollar teorías que sean aplicables al mundo con un mayor grado de aproximación en las circunstancias más diversas. Chalmers llama a este punto de vista realismo no representativo.

El realismo no representativo es realista en dos sentidos.

  • En primer lugar, parte del supuesto de que el mundo físico es como es independientemente de nuestros conocimientos sobre él. El mundo es como es sea lo que fuere lo que los individuos o grupos de individuos piensen sobre el asunto.
  • En segundo lugar, es realista porque parte del supuesto de que, en la medida en que las teorías son aplicables al mundo, lo son siempre, dentro y fuera de las situaciones experimentales. Las teorías físicas hacen algo más que establecer correlaciones entre conjuntos de enunciados observacionales

El realismo no representativo no conlleva una teoría de la verdad como correspondencia.

Podemos juzgar nuestras teorías desde un punto de vista como el grado en que abordan con éxito algún aspecto del mundo, pero no podemos juzgarlas desde un punto de vista como el grado en que describen el mundo tal como realmente es, simplemente porque no tenemos acceso al mundo independientemente de nuestras teorías de una forma que nos permita valorar la exactitud de tales descripciones.

Dado que implica el rechazo de la verdad como correspondencia con los hechos, el realismo no representativo evita las dificultades con que tropiezan las posturas realistas típicas. El hecho de que una serie de teorías en física, tales como las sucesivas teorías acerca de la luz, no puedan ser concebidas como descripciones cada vez más precisas de la realidad, no plantea ningún problema. Tampoco lo plantea el hecho de que haya formulaciones muy diferentes y posiblemente equivalentes de la misma teoría que impliquen cuadros muy diferentes de la realidad. El realismo no representativo es también más compatible con las tesis realistas habituales que con el hecho de que nuestras teorías son productos sociales sujetos a un cambio radical.

El realismo no representativo no es vulnerable a las objecciones habituales que se hacen al instrumentalismo. No implica un uso cuestionable de la distinción entre términos teóricos y términos observacionales. En la medida en que el realismo no representativo considera como parte integrante de él el papel del experimento, tiene un sentido en el que las pruebas empíricas que sirven de base a las teorías dependen de ésta.

Desde el punto de vista del realista no representativo, el desarrollo de la física no tiene fin. Por grande que sea el campo de nuestras teorías, y por profundamente que exploren la estructura del mundo, siempre quedará la posibilidad de desarrollarlas a un  nivel más profundo, o en frentes nuevos o más amplios.

¿Qué es esa cosa llamada ciencia?

La forma en que somos capaces de teorizar acerca del mundo es algo que tenemos que descubrir y no algo que podamos establecer de antemano mediante un argumento filosófico.

La relación entre las teorías de la física y el mundo se inspira en dos rasgos muy generales de la física desde Galileo. Uno es que la física implica experimentación, lo que sirve de base a Chalmers para rechazar el instrumentalismo. El otro es el hecho de que la física ha experimentado cambios revolucionarios, factor que constituye parte del fundamento de la crítica de Chalmers a la aplicación de la teoría de la verdad como correspondencia a la física.

La física implica generalizaciones universales formuladas en términos matemáticos, que los sistemas de teorías forman algo así como los programas de investigación lakatosianos y que su desarrollo se ha producido de conformidad con la concepción objetivista del cambio presentada en Una concepción objetivista. De esta forma podemos dar una respueseta a la pregunta ¿Qué es esa cosa llamada física?

No podemos estar seguros de que la física no sufrirá cambios drásticos en el futuro. La mecánica cuántica moderna difiere de la física clásica en algunos aspectos fundamentales. El carácter de la física puede estar cambiando debido a los cambios sociales que acompañan al desarrollo del capitalismo monopolista.

La cuestión que da título al libro de Chalmers es engañosa y presuntuosa. Presupone que hay una sola categoría de ciencia e implica que diversas áreas del conocimiento, como la física, la biología, la historia, la sociología, etc. , entran o no en la categoría de ciencia.

Toda área de conocimiento puede ser analizada por lo que es, podemos investigar fines y podemos investigar los medios utilizados para cumplir dichos fines y el grado de éxito logrado. De esto no se desprende que no se pueda criticar ningún área del conocimiento. Podemos intentar criticar cualquier área del conocimiento criticando sus fines, criticando la adecuación de los métodos utilizados para alcanzar esos fines, confrontándola con un medio alternativo y superior de alcanzar esos mismos fines. Desde este punto de vista, no necesitamos una categoría de ciencia con respecto a la cual un área del conocimiento pueda ser aclamada como ciencia o denigrada como no ciencia.

El relativismo en perspectiva

Si hablamos de las formas en que las teorías pueden ser valoradas o juzgadas, entonces la postura de Chalmers es relativista en el sentido de que niega que haya un criterio absoluto con respecto al cual se puedan emitir esos juicios. En particular, no hay una categoría general de ciencia, ni tampoco un concepto de verdad que esté a la altura del proyecto de describir a la ciencia como una búsqueda de la verdad. Toda área del conocimiento ha de ser juzgada por sus propios méritos, o investigando sus fines y el grado en que es capaz de cumplirlos. Además, los juicios sobre los fines estarán a su vez relacionados con la situación social.

Los fines de control tecnológico sobre la naturaleza son de gran importancia en una sociedad en la que unos problemas sociales muy urgentes requieren un incremento del control tecnológico pero serán de menor importancia en nuestra sociedad, en la que al parecer los problemas sociales más urgentes no se verían aliviados sino exacerbados por nuevos avances en el control tecnológico.

El lado objetivista de la postura de Chalmers hace hincapié en que en la sociedad los individuos se enfrentan a una situación social que tiene ciertos rasgos, les guste o no, o sean o no conscientes de ella, y tienen a su disposición una serie de medios para cambiar la situación, les guste o no. Además, cualquier acción que se emprenda para cambiar la situación tendrá consecuencias que dependerán del carácter objetivo de la situación y podrán diferir notablemente de las intenciones del actor. De forma similar, en el campo del conocimiento, los individuos se enfrentan a una situación objetiva y a una serie de métodos y materiales teóricos que están a su disposición para contribuir a cambiar la situación.

Desde este punto de vista, los juicios emitidos por los individuos acerca del carácter y los méritos de las teorías son menos significativos de lo que frecuentemente se supone. Los fines no tienen por qué ser analizados en términos de las aspiraciones de los individuos o grupos. Dentro de una economía capitalista, el incremento del control tecnológico es una necesidad en la medida en que los capitalistas que no lo consiguen son arrojados del mercado por los que sí lo consiguen, y por consiguiente quiebran. La situación no era la misma en la sociedad feudal.

Una comunidad feudal que no consiguiera igualar los avances tecnológicos de sus vecinas no quebraría, sino que simplemente tendría un nivel de vida más bajo. Cuando hablamos de los fines no nos referimos a los juicios o valores de los individuos afectados.

Chalmers no pretende sugerir que los juicios de los individuos carezcan de importancia, ya sea en el campo del cambio teórico o en el del cambio social. Todo cambio que se produzca se producirá únicamente como resultado de las acciones de los individuos o grupos de individuos, y las acciones que los individuos emprendan estarán claramente influenciadas por sus juicios sobre la situación a la que se enfrentan y por su interpretación de los fines.

Considerando que las teorías de la física en una determinada fase de su desarrollo son como son y que el mundo físico es como es, esas teorías son capaces de abordar el mundo con un cierto éxito, juzguen correctamente o no la situación los individuos o grupos. El hecho de que la física haya existido y sobrevivido en la sociedad occidental y haya progresado al menos hasta hace poco, en la forma descrita por la concepción objetivista de Chalmers del cambio de teoría, ha de ser explicado en términos de la relación entre la naturaleza objetiva de la física y la naturaleza objetiva de la sociedad occidental.

El lado objetivista de las observaciones de Chalmers se opone a las versiones radicales del relativismo, según las cuales una teoría es tan buena como cualquier otra. En algunas concepciones relativistas el motivo de desarrollar  una teoría es convencer a los demás de que la nuestra es la correcta.

¿Por qué molestarse?

¿Por qué molestarse en realizar investigaciones como las que se han planteado en estas entradas? La importancia de la cuestión se pone de manifiesto cuando se admite, como Chalmers ha hecho, que la filosofía o la metodología de la ciencia no son de ninguna ayuda para los científicos.

La función más importante de la investigación de Chalmers es combatir lo que podríamos llamar la ideología de la ciencia tal como funciona en nuestra sociedad. Esta ideología implica el uso del dudoso concepto de ciencia y el igualmente dudoso concepto de verdad que a menudo va asociado con él, normalmente en defensa de posturas conservadoras.

Las categorías generales de ciencia y método científico son utilizadas también para descartar o suprimir áreas de estudio.

El punto de vista de Chalmers es que no hay una concepción intemporal y universal de la ciencia o del método científico que pueda servir a los fines ejemplificados. No tenemos recursos para llegar a tales nociones y defenderlas. No es lícito defender o rechazar áreas de conocimiento porque no se ajustan a algún criterio prefabricado de cientificidad. El progreso es algo más complejo que esto.

No se trata de que un punto de vista sea tan bueno como cualquier otro. Si se quiere cambiar una situación de una forma controlada, lo mejor será comprender la situación y dominar los medios disponibles para cambiarla.

La política del todo vale ha de ser rechazada por su impotencia. Citando a John Krige: «todo vale…significa que, en la práctica, todo sigue igual».

Iolanta/Perséphone

Teatro Real. Madrid 28 de Enero de 2012

Dos grandes en el escenario, dos rusos, aunque sea de nacimiento enfrentados por el hilo conductor de las sombras y las luces. El juego eterno entre la luz y la oscuridad. Dos óperas consecutivas, no es habitual. Pero tiene sentido, me gusta la idea.

Mismo escenario para ambos montajes, un único montaje con pequeños matices y variaciones que hacen que, desde mi punto de vista, Stravinski y Perséphone se proclamen vencedores absolutos del evento. Y no era desde luego una competición.

Un director, Teodor Currentzis, que deja el trabajo a medio hacer. Perséphone la dirigió Vicente Alberola, uno de sus asistentes. ¿Motivos? No sabe, no contesta. No me gusta. Pero ambos estuvieron completamente a la altura. La dirección de Currentzis es abierta y en gestos un tanto histriónico, pero preciso.

Comienza Iolanta, donde el atormentado Chaikovski se despide del mundo operístico con una obra que no es especialmente de mi gusto ni interés. La tildan de intensa y emotiva. La intensidad aparece en momentos muy concretos, y desde luego arrebata. La emotividad sí que aparece, pero en exceso. Temática un tanto ñoña, música un tanto neutra, podría decirse que es una obra donde la ternura es la principal protagonista, pero a mí me satura tanta ternura concentrada. Lo mismo no era mi día tierno…  Ekaterina Scherbachenko, alias Iolanta, bien, pero sin excesos. Tampoco su papel da para mucho, sólo al final saca un poco de garra, Chaikovski digo. Me aburrí un poco la verdad, me gusta más dinamismo en la línea melódica y no se, esperaba otra cosa. No conocía esta ópera y no era un día tierno, sino poderoso, probablemente sean dos motivos fundamentales para no haberla disfrutado como se merece, porque seguro que se lo merece.

El rey René, que era el padre de Iolanta, Dmitry Ulianov, y especialmente Ibn-Hakia, el doctor que cura la ceguera de Iolanta y que es el único con un poco de cordura en toda la obra, interpretado por Willard White, muy muy bien ambos. Bajos sonoros, rotundos, contundentes y poderosos. Me gustaron mucho. El resto de intérpretes a la altura, pero sin excesos, como Iolanta. La orquesta y el coro  magníficos, como siempre. Muy grandes profesionales, artistas y músicos. Para mí es el gran valor del Real.

La escenografía. Bueno, no tengo nada en contra de la austeridad, la sobriedad, el minimalismo. Al revés, creo que con muy poco se puede conseguir mucho. Pero este montaje roza el cutrerío. Soso, aburrido, y en algunos casos, como la coreografía del coro, hasta rozando lo patético. Un cisne deconstruido en tres pedazos sobre umbrales de puertas, que me vais a perdonar pero no tengo ni idea de lo que trataba de simbolizar,  y grandes pantallas detrás, eso sí, pintadas a mano con diseños curiosos, que bajaban y subían con sentidos demasiado evidentes. Juego de sombras inconcebibles y absurdos que no aportaban nada positivo, ya que la mayor parte del tiempo no se distinguía nada, al menos desde donde yo me encontraba.

Al ser una producción del propio teatro, deberían tener en cuenta la mala malísima visibilidad de la que dispone el recinto para la gran mayoría de las butacas. Si traes una producción de fuera, no puedes hacer nada. Si la haces ex profeso, considera las limitaciones de tu recinto. Digo yo. ¿ O sólo los del patio de butacas tienen derecho a disfrutar del espectáculo al completo?

Perséphone, otra cosa. La misma escenografía, pero simplemente, añadir cuatro bailarines camboyanos que transmitían a la perfección el mito que Stravinski nos cuenta, cambia completamente la experiencia. Increible como la mitoligía griega, la danza de Camboya y la música de un ruso pueden combinar tan bien. Muy emotivo, muy expresivo. Me gustó un montón el simbolismo del infierno, la Tierra, Deméter y Perséfone. Delicado y con un gusto estético refinado. Muy bien. Creo que esta combinación capta a la perfección el espíritu de Stravinski cuando la compuso. Rompedor.

Claro que la música de Stravinski también era mucho más arrebatadora. Transmitía con cada movimiento toda la pasión, sufrimiento y determinación de la protagonista,  Dominique Blanc, que cantar no canta, curiosa decisión que adoptó Stravinski y criticada hasta lo obsceno en su momento. Pero recitar, recita estupendamente. Me gustó mucho la interpretación de esta señora, mucho. En cambio Paul Groves, que hacía de Eumolpe, pues bastante sosillo, un poco apagado. Se trata de una apuesta diferente, un concepto distinto. Me parece una pieza muy original y muy visual. Moderna.

Los pequeños cantores de la JORCAM, al igual que de nuevo el coro y la orquesta del Real muy bien. Pero no puedo evitar hacer el siguiente comentario. Si voy al cole a ver la función de fin de curso de mis sobrinos, puedo entender que los profes les hayan dicho, venid todos de rojo. Y cada uno, como puede, cumple el requisito. Te encuentras una disparidad absoluta, pero es rojo, bueno vale.

Si voy al Real, y me gasto una pasta en la entrada, porque los precios no son precisamente populares, me parece un poco tomadura de pelo que a los pequeños del coro les digan venid todos de blanco, y a los mayores del coro les digan venid todos de negro. Esperpento es la palabra. Cutrerío el matiz. Lo siento si de nuevo me pierdo el simbolismo, porque lo mismo hasta lo hay….

En definitiva, me lo pasé bien a medias, Stravinski y Perséphone me salvaron la noche, Bueno, y las copas con los amigos de después… 😉

Aspectos metodológico y filosófico

Popper entiende la filosofía básicamente como teoría del conocimiento científico o epistemología. Pero, para Popper, el problema fundamental de la epistemologia no es el de la estructura de la ciencia, sino el del desarrollo de la ciencia. Es decir, los enunciados de esta epistemología, así como las reglas del método científico que el análisis epistemológico establezca, no tendrán más que el valor de simples convenciones más o menos útiles para explicar el desarrollo del conocimiento científico.

Esta metodología de la ciencia deberá, pues, clarificar el concepto mismo de ciencia, si bien su problema fundamental será el del desarrollo del conocimiento. El método que se puede postular como propio de la filosofía de la ciencia es el de la discusión racional, común a la ciencia, a la filosofía y a cualquier pretensión de racionalidad. Es el método que consiste simplemente en exponer claramente los problemas y discutir argumentativa y críticamente las soluciones propuestas.

El problema de la demarcación consiste en delimitar lo que es la ciencia empírica respecto de lo que es pseudociencia. Es el problema de definir qué se entiende por experiencia. Es el problema de definir qué se entiende por realidad y por conocimiento de la realidad. Distinguir entre una teoría científica, como la de Einstein, o una teoría no científica, como el marxismo o el psicoanálisis.

Lo característico de Popper es una concepción empirista y positivista de la ciencia y de la filosofía y, por lo tanto, de la razón. Oponiéndose a la tradición empirista, que concibe la inducción como el método característico de la ciencia moderna, Popper rechaza los tres principios básicos del empirismo en lo referente a su concepción del conocimiento:

  1. Para Popper, es erróneo considerar que se pueden verificar proposiciones o teorías de carácter universal a partir de proposiciones particulares que no las contradigan como «todos los cuervos son negros», pues nada asegura que nunca se observará un cuervo blanco.
  2. No cree que la mente, en el proceso del conocimiento, adopte solamente una actitud pasiva y receptiva.
  3. Tampoco acepta el principio de verificación como criterio de sentido. Las teorías no son nunca verificables empíricamente.

El criterio de cientificidad para demarcar entre ciencias y pseudociencias sólo podrá ser la prueba de falsabilidad para una teoría, es decir, la comprobación de dicha teoría en circunstancias precisas en las que podría verse uno obligado a abandonarla. Y lo que sucede con las teorías psicoanalíticas y marxistas es que tratan de evitar este tipo de pruebas decisivas, de este modo, estas teorías nunca son refutadas por la evidencia de una incoherencia o de un conflicto.

Falsabilidad y contrastabilidad

Hemos establecido que el criterio de demarcación de Popper es la falsabilidad, refutabilidad o contrastabilidad de las teorías, que adquiere una relevancia especial como alternativa al principio positivista de verificabilidad y a la metodología induccionista.

En cuanto criterio para delimitar los enunciados científicos de los no científicos, el criterio de falsabilidad debe dar razón de los dos aspectos que, según Popper, definen la ciencia empírica:

  • Su carácter propiamente empírico, el cual implica dos propiedades de los enunciados científicos: que nos proporcionan información sobre la experiencia y que son capaces de explicar la experiencia
  • Su carácter evolutivo, el cual implica también dos notas de los enunciados científicos: que tienen un carácter hipotético, es decir, que no tienen una validez definitiva, y que tienen un carácter progresivo, es decir, que suponen un aumento real de nuestro conocimiento.

Para Popper, afirmar que una teoría pertenece a la ciencia empírica quiere decir que afirma algo acerca de algo y, por lo tanto, que no es ni tautológica (no afirma nada) ni contradictoria (lo afirma todo y tampoco proporciona conocimiento real) ni metafísica (afirma algo que no puede ser comprobado en la experiencia). Enunciado científico quiere decir, por lo tanto, enunciado que afirma algo sobre la experiencia.

El problema consistirá en saber cómo se puede llevar a cabo esta contrastación. Una teoría científica no es directamente contrastable con la experiencia, ya que ésta es siempre individual y concreta, y la teoría es universal y abstracta.

Sin embargo, a partir de una teoría y en ciertas condiciones se pueden deducir enunciados singulares a partir de ella (que Popper llama «enunciados básicos»), los cuales sí pueden ser directamente comparados con la experiencia, en el sentido de que estos enunciados precisamente son enunciados que describen hechos de experiencia.

Contrastar una teoría con la experiencia supone, por lo tanto, deducir enunciados singulares a partir de ella y verificar en la práctica estos enunciados. Una vez hecho esto puede suceder:

  • Que los enunciados singulares sean refutados por la experiencia, en cuyo caso la teoría queda también refutada o falsada.
  • Que los enunciados singulares sean verificados por la experiencia, en cuyo caso la teoría no queda verificada, sino sólo corroborada provisionalmente.

La concepción de la ciencia

El primer aspecto a determinar, en el marco de la concepción epistemológica de Popper, es el de la relación entre ciencia y experiencia; a partir del momento en que la ciencia se concibe como un conjunto organizado de enunciados, este problema se formulará como problema de las relaciones entre enunciados teóricos y enunciados de hechos, es decir, entre teorías y enunciados básicos.

Como hemos visto, las teorías se caracterizan respecto de los enunciados básicos por ser falsables; y éstos respecto a la teoría por ser sus posibles falsadores. Lo decisivo, por tanto, aquí es el método de llevar a cabo la contrastación entre unos y otros, o sea, el método de la falsación de la teoría o de su sometimiento a falsación.

Contrastar la teoría con la experiencia será contrastar los enunciados teóricos con los enunciados básicos. Pero esto no resuelve, sin más, el problema típico del empirismo lógico, es decir, el de la justificación del carácter empírico de los enunciados básicos mismos, el problema de la relación entre lenguaje y experiencia, a través de la relación de enunciados de hechos y experiencia de hechos.

Este problema se desdobla en la epistemología de Popper en dos: el problema de la aceptación de enunciados básicos para la falsación de una teoría y el problema de la justificación de esa aceptación.

Para Popper, los enunciados básicos cumplen una doble función en el sistema científico:

  • obtener gracias a ellos la caracterización lógica que íbamos buscando, la de la forma lógica de los enunciados empíricos.
  • los enunciados básicos aceptados constituyen la base para la corroboración de las hipótesis.

Para establecer la forma de cómo deben aceptarse los enunciados básicos para que cumplan su función de contrastación empírica, Popper señala dos reglas:

  1. No debemos aceptar enunciados básicos esporádicos, es decir, que no estén en conexión lógica con otros enunciados.
  2. Hemos de admitir enunciados básicos en el curso de nuestra contrastación teorías cuando se suscitan cuestiones esclarecedoras acerca de éstas, cuestiones que tienen que contrastarse gracias a la admisión de enunciados de ese tipo.

La objetividad de los enunciados científicos, que coincide con su contrastabilidad o falsabilidad, consiste, pues, en poder deducir, a partir de estos enunciados, otros que sean a su vez contrastables intersubjetivamente.

Sólo se pueden obtener conclusiones contrastables a partir de los enunciados básicos cuando se aceptan con algún tipo de relación deductiva a partir de hipótesis.

Ciencia y experiencia

Las relaciones lógicas sólo se pueden dar entre enunciados, por lo que es imposible pretender la fundamentación lógica de enunciados por algo que no son enunciados, o sea, por experiencias. Pero entonces, es imprescindible definir aquí qué se entiende por experiencia.

La supuesta experiencia que nos proporciona conocimiento solamente hace tal cosa en la medida en que se afirma un enunciado que describe el hecho. Pero este enunciado, ya por serlo, trasciende la observación empírica, inmediata. En realidad, toda observación está mediatizada ya por la teoría, de modo que las observaciones perceptivas puras son imposibles. Así pues, la experiencia no consiste en la acumulación maquinal de teorías, sino que ella misma es el resultado de decisiones y de interpretaciones libres.

Los hechos aparentes de la experiencia son siempre interpretaciones a la luz de teorías, por lo que tienen el carácter hipotético o conjetural de todas las teorías.

En conclusión las observaciones -y, más todavía, los enunciados de observaciones y los resultados experimentales- son siempre interpretaciones de los hechos observados realizadas a la luz de las teorías.

La cuestión de por qué conocemos precisamente mediante un sistema de enunciados aceptados convencionalmente, la cuestión de por qué esta metodología nos garantiza un conocimiento empírico válido no sólo formalmente sino realmente, es una cuestión que sólo puede resolverse mediante la fe metafísica en la inmutabilidad de los procesos naturales: «El método científico presupone la inmutabilidad de los procesos naturales o el principio de uniformidad de la naturaleza».

Probabilidad y corroborabilidad

Una teoría que se ha tratado de falsar pero que no ha quedado falsada no muestra, en principio, contradicción con los hechos, pero no se la puede dar por verdadera sin más al no saberse si no resultará falsa en el futuro.

Además, al ser un enunciado universal no puede ser nunca definitivamente verificada, sino que siempre seguirá siendo una conjetura provisional. Es preciso, pues, cambiar el concepto de verdad por el de probabilidad. Entonces, al atribuir una probabilidad a una hipótesis estamos haciendo una evaluación de la misma que puede ser verdadera o probable.

Sin embargo, si se vuelve a atribuir una probabilidad a este principio, entonces estaremos en un regreso al infinito; y si, por el contrario, se le atribuye la verdad, entonces nos enfrentamos con el dilema de elegir entre la regresión infinita y el apriorismo.

O sea, no sirve la lógica inductiva para caracterizar una hipótesis cuando ésta ha sido contrastada con la experiencia y ha resistido la prueba. No podemos decir de ella que sea verdadera y ni siquiera podemos decir que sea probable. Lo único que podemos decir es que está más o menos corroborada.

Para Popper, que una teoría esté corroborada implica sólo que tal teoría es aceptable de manera provisional. En suma, decir que una teoría está corroborada cuando es refutable pero no ha sido refutada a pesar de nuestros intentos, es decir que hemos terminado aceptando una serie de enunciados deducibles de ella y hemos tomado esta decisión porque estos enunciados no eran deducibles de nuestro anterior conocimiento fácilmente falsable. Estas condiciones sólo garantizan que la ciencia no se detenga, no explican que aumente nuestro conocimiento.

El mundo 3

La epistemología de Popper se aproxima, en cierto modo, a las concepciones del neodarwinismo, suponiendo un cierto evolucionismo como concepción metafísica general de base.

El desarrollo de la ciencia se produce, pues, del modo siguiente:

  1. Los científicos inventan y someten a prueba las teorías destinadas a resolver problemas que se plantean a partir de teorías existentes.
  2. Entre las teorías se produce una competencia que viene a ser como una lucha por la supervivencia: unas teorías son eliminadas, bien porque no sobreviven a una prueba de falsabilidad, bien porque las sustituyen otras teorías más poderosas capaces de resolver más problemas.

El conocimiento científico es relativamente autónomo respecto de los individuos: no está inscrito en el genoma ni en el cerebro, sino que está en los libros y las bases de datos, disponibles para las nuevas generaciones, que continuarán desarrollándolo a través de la invención y la crítica.

Este conjunto de conocimientos progresivos constituye lo que Popper llama el «Mundo 3»: una producción específicamente humana por medio del lenguaje. Es el mundo de los problemas y de las hipótesis teóricas.

La apuesta por un racionalismo crítico

Popper invita a abandonar la ilusión de que es posible encontrar puntos de referencia últimos en los que basar nuestro saber. Y propone una actitud racionalista crítica que acepte que cualquier teoría es provisional, revisable y superable.

Por tanto, Popper se sitúa ya en la actitud de desimplicación propia de la postmodernidad, que no ve en la filosofía la empresa de fundamentación de las ciencias, tal como en la tradición moderna, desde Descartes hasta Husserl y el positivismo lógico, se había considerado. Para Popper, lo que importa no es la fundación de la ciencia, sino su desarrollo.

Optar por la razón no es ella misma una cuestión racional sino una decisión de la que sólo podemos decir que da buenos resultados, pero no que sea lógicamente necesaria a priori.

Me gustan las patatas, en todas sus formas…acompañante excepcional de casi cualquier plato, pero sólas también saben cubrir el expediente con soltura…y si no mira esto.

Las patatas tienen mala fama, se las identifica irremediablemente con aporte calórico excesivo y nada más lejos…100 gramos de patata asada o hervida sólo tiene 80 calorías. En esta receta van asadas al horno, y el relleno no tiene casi nada de grasa y son ingredientes muy sanos, así que nos las vamos a comer y luego nos vamos achupar los dedos…y buscaremos un hueco la semana que viene para repetirlas…porque están de muerte.

Cogemos unas patatas nuevas, de tamaño mediano grande y las limpiamos muy bien, usando incluso un estropajo para quitar toda la tierra que tenga, ya que las vamos a cocinar y comer con piel. Una vez limpitas se pulverizan con AOVE y se meten en el horno, 190 grados, calor arriba y abajo, una hora más o menos, dependerá como siempre del tamaño de las patatas y del horno. Tienen que quedar tiernas. Métele un pincho y tiene que entrar sin esfuerzos.

Mientras tanto vamos preparando el relleno. En una sarten calentamos el culo de AOVE y cuando esté calentito le añadimos una cebolla cortada en juliana, bajamos el fuego y la rehogamos lentamente, para que vaya rindiéndose poco a poco. Cuando la cebolla esté transparente le añadimos unos tacos de jamón serrano y los vamos volteando hasta que empiecen a dorarse. En ese momento le añadimos pimienta negra molida, un poco de sal, ojo que el jamón ya sala, y yogurt natural. Unas finas hierbas le dará un toque excepcional: orégano, tomillo, mejorana, albahaca lo que tengas y te guste.

Damos unas cuantas vueltas y retiramos del fuego. Esperamos a que las patatas estén asadas, y las sacamos del horno. Con cuidado de no quemarse hay que partirlas por la mitad a lo largo, y con una cuchara pequeña vamos sacando pequeños trozos de la pulpa de la patatas. No es necesario sacar demasiada. La idea es hacer un huequito en el centro de la patata que es donde pondremos el relleno.

Una vez que tenemos todas las patatas abiertas, la pulpa que hemos sacado se añade a la sartén con el resto del relleno, y de nuevo la ponemos al fuego, y vamos dando vueltas, para que todos los ingredientes se mezclen a la perfección. Buscamos una textura espesa, densa, así que gran parte del agua del yogurt tendrá que evaporarse. Cuando coja la textura que te gusta lo apartas del fuego.

Las patatas abiertas y semihuecas se salpimentan y se añade el relleno con una cuchara pequeña, repartiéndolo de manera equitativa por todas las patatas. A continuaión se cubren con queso rallado y se mete de nuevo el horno para gratinar, unos minutos hasta que el queso funda y se dore.

Se sirven calentitas, recién salidas del horno. Acompañadas de una ensalada es una comida que te aseguro que repites. En este caso la acompañé de una ensalada de escarola, granada, ajo y limón. Combinación perfecta. La puedes usar como guarnición de alguna carne, incluso como aperitivo… ¡Buen provecho!

INGREDIENTES

  • 1 o 2 patatas por persona
  • jamón serrano en tacos
  • 1 cebolla
  • 1 yogurt natural
  • finas hierbas (orégano, mejorana, albahaca, tomillo, salvia…)
  • queso rallado
  • Sal, pimienta, AOVE

MANUFACTURA

  • Se limpian muy bien las patatas y se pulverian con AOVE
  • Se mete en un horno previamente calentado, una hora a 190 grados arriba y abajo. El tiempo depende del horno y del tamaño de la patata. Tiene que quedar tierna.
  • Se sofríe una cebolla en juliana a fuego medio, cuando esté dorada se añaden tacos de jamón serrano y se rehoga hasta que cambie el color
  • Se incorpora un yogurt natural, finas hierbas, sal y pimienta negra. Se remueve todo
  • Cocinar hasta que el yogurt reduzca y quede una textura espesa
  • Las patatas asadas se abren por la mitad, se vacía y se mezcla la pulpa con la salsa
  • Se vuelve a rellenar y se cubre con queso rallado
  • A gratinar hasta que el queso esté dorado.

El concepto de super-channel, o super-canal está asociado a velocidades superiores a los 100 Gbps. ¿Por qué se necesitan velocidades tan elevadas? Porque el tráfico en Internet crece, y crece y parezca que no tenga límite. Cada vez son más los usuarios y cada vez son más los contenidos. Además cada vez son más las diferentes formas y lugares desde los que podemos acceder a Internet. La explosión del video, en concreto los formatos de alta definición y los smartphones, tablets y demás dispositivos con sus posibilidades infinitas hace que las necesidades de ancho de banda sean inconmesurables. Ni hablemos de cuando lo que se conoce como Internet de las Cosas y todo lo que se engloba bajo el concepto de La Nube sean una realidad palpable.

Esta explosión es una oportunidad clara para los proveedores de servicio, los que mejor sepan captar las experiencias de los usuarios en este entorno dinámico in extremis, serán los que capturen más mercado. Claro, estos proveedores de servicio tienen que estar preparados para que sus redes escalen de manera dramática, y por supuesto minimizando los costes capitales y operacionales, de manera que el precio del Gbps sera el mínimo posible.

El punto de partida para esta revolución se encuentra en las redes de transporte, pilares de las comunicaciones de larga distancia.

Para emprender este camino, los mecanismos de transmisión óptica DWDM deben también adaptarse a las nuevas necesidades. El concepto de supercanal es una nueva aproximación a las promesas de capacidad que el DWDM puede ofrecer ante el incremento creciento del tráfico.

¿Qué es un Supercanal?

DWDM  es una tecnoogía que permite que en una sola fibra óptica viajen en paralelo varias portadoras ópticas, de manera que el uso de dicha fibra es mucho más eficiente, ya que en lugar de un único canal de información, se transmitirán muchos más (cada portadora óptica es un canal).

Se trata de una tecnología ampliamente desplegada y que ahora se encuentra en el entorno de los 100 Gbps por cada portadora óptica. Pero con las espectativas en cierne de crecimiento exacerbado, puede que esta capacidad no sea capaz de asumirlas. Hay que incrementar el ancho de banda sin incrementar la complejidad operacional.

En respuesta a la pregunta, ¿qué vienen despues de los 100 Gbps?, aparece el supercanal como la mejor posicionada. El supercanal es una evolución del DWDM en la que varias portadoras ópticas se combinan para crear una señal de línea compuesta de la capacidad deseada, y que se provisiona de una sola vez. Por supuesto, para el cliente, el uso de supercanales es algo transparente.

Implementando Super-Canales

A día de hoy no se disponen de estándares para implementar super-canales. Además, aspectos tales como el número de portadoras, las velocidades de las mismas, incluso si deben ser portadoras contiguas o no, y el nivel de integración de componentes, son temas que están totalmente abiertos.

Existen dos opciones de implementación obvias para desarrollar transpondedores de una única portadora que funcionen a velocidades por encima de los 100 Gbps. Una es transmitir más símbolos de modulación por segundo y la otra es codificar más bits por símbolo de modulación. Incluso una combinación de ambos.

Incrementar el número de bits por símbolo implica incrementar la eficiencia espectral, y eso no siempre es fácil ni puede pagarse el precio que puede costar.

La tecnología de los super-canales añade una tercera opción, la posibilidad de manejar múltiples portadoras como si fuera una sola.

La importancia de la integración fotónica

Los super-canales permiten una capacidad de 1 Tbps DWDM provisionada de una sola vez sin penalizaciones en la eficiencia espectral y con el mismo alcance óptico que el de los transpondedores de 100 Gbps coherentes actuales.

Es evidente que un super-canal de 10 portadoras necesita establecer 10 componentes ópticos en una tarjeta de línea. Implementando este tipo de interfaz usando componentes ópticos discretos podría ser totalmente inviable.

 Usando PIC, Circuitos Fotónicos Integrados, uno en transmisión y otro en recepción, las 10 portadoras podrían implementarse en una única tarjeta de línea compacta, consumiendo menos potencia que 10 transpondedores discretos.

Los PIC aportarían a la ingeniería de los super-canales lo que la integración electrónica aportó en su momento a las CPU multi-core. Los PIC eliminarían las limitaciones de la complejidad de los componentes ópticos y permitiría que la ingeniería correcta fuera aplicada. Si quieres saber algo más sobre los PIC pincha aquí

Flexibilidad es la clave para el éxito de los super-canales

Los supercanales deben ser extremadamente flexibles en una serie de parámetros:

  • ¿Qué tipo de modulación debería usar?
  • ¿Cual es la mejor manera de optimizar la eficiencia espectral y el alcance
  • ¿Qué espaciado deben tener las portadoras?
  • ¿Cual debería ser la anchura total de un super-canal?

Un super-canal ideal  debería permitir seleccionar todos estos parámetros mediante software. De manera que el operador pudiera escoger, en el momento de la provisión, la combinación óptima de parámetros para cada circuito.

El concepto de rejilla flexible, parece que es una opción que no se podrá descartar para obtener velocidades en torno a 1 Tbps de manera eficiente, y eso implica que será imprescindible que el espaciado y la anchura de los canales sea dinámico y configurable por SW. El horizonte temporal de disponibilidad no va más allá de los 4 años.

Puedes encontrar un interesante Whitepaper con mucha más documentación en Super-Channels DWDM Transmission Beyond 100 Gbps

Observaciones preliminares

Por una parte tenemos unas teorías científicas que son construcciones humanas y están sujetas a cambios y desarrollos tal vez incesantes. Por otra, tenemos el mundo al que se pretende aplicar estas teorías y cuyo modo de comportamiento, al menos en el caso del mundo físico, no está sujeto a cambios. ¿Cuál es la relación entre las dos esferas?

Las teorías aspiran a describir qué es realmente el mundo. El instrumentalismo entiende las teorías como instrumentos. El realismo conlleva normalmente la idea de verdad, ya que la ciencia aspira a dar descripciones verdaderas de lo que es realmente el mundo. El mundo existe independientemente de nosotros como conocedores y es como es independientemente de nuestro conocimiento teórico sobre él. Las teorías verdaderas describen correctamente esa realidad. El instrumentalismo conllevará también normalmente una idea de verdad, pero de forma más restringida. Las descripciones del mundo observable serán verdaderas o falsas según lo describan o no correctamente. Sin embargo, las construcciones teóricas, que están destinadas a darnos un control instrumental del mundo observable, no serán juzgadas por su verdad o falsedad, sino más bien por su utilidad como instrumentos.

La idea de que la ciencia aspira a dar una definición verdadera de la realidad es utilizada a menudo como contrapunto al relativismo. Una teoría puede ser verdadera aun cuando nadie crea en ella y puede ser falsa aun cuando todo el mundo crea en ella. Las teorías verdaderas, si es que de hecho son verdaderas, no lo son en relación con las creencias de unos individuos o grupos. La verdad, entendida como una correcta definición de la realidad, es verdad objetiva para los realistas como Popper.

Instrumentalismo

El instrumentalismo, en su forma más radical, conlleva una clara distinción entre los conceptos aplicables a las situaciones observables y los conceptos teóricos. Las descripciones del mundo que conllevan entidades observables describen cómo es en realidad el mundo, pero no ocurre así con las descripciones de los sistemas que conllevan conceptos teóricos.

Las teorías científicas no son más que conjuntos de reglas para relacionar un conjunto de fenómenos observables con otro. Los amperímetros, las limaduras de hierro, los planetas y los rayos de luz existen en el mundo. Los electrones, los campos magnéticos, los epiciclos ptolemaicos y el éter no.

Si hay cosas que existen en el mundo además de las cosas observables y que quizá sean responsables del comportamiento de las cosas observables, eso es algo que no interesa al instrumentalista ingenuo. No es asunto de la ciencia establecer lo que puede existir más allá del reino de la observación.

La crítica más fundamental sea la que atañe a la clara distinción que establece el instrumentalista entre las entidades observacionales y las teóricas. El hecho de que todos los términos observacionales tienen una carga teórica se defendió ampliamente en La Observación depende de la Teoría. Los planetas, los rayos de luz, los metales y los gases son el algún grado conceptos teóricos y adquieren, al menos en parte, su significado en la red teórica en la que figuran.

La postura instrumentalista ingenua descansa en una distinción que no existe. El hecho de que las teorías puedan conducir a predicciones nuevas constituye algo molesto para los instrumentalistas. Podemos esperar que la postura realista sea más productiva que la instrumentalista.

La teoría de la verdad como correspondencia

La postura realista típica conlleva una idea de verdad según la cual se puede decir que las teorías verdaderas dan una descripción correcta de algún aspecto del mundo real.

La idea general de teoría de la verdad como correspondencia parece bastante sencilla y puede ser ilustrada con ejemplos sacados del discurso ordinario de tal forma que parezca casi trivial. Según esta teoría, una frase es verdadera si corresponde a los hechos. Una frase es verdadera si las cosas son como dice la frase que son y falsa si no lo son.

Un problema de la idea de verdad es la facilidad con que su uso puede llevar a paradojas, por ejemplo la llamada paradoja del mentiroso: Si afirmo «Nunca digo la verdad», si lo que digo es verdad, lo que digo es falso.

La cuestión importante es: ¿Es la idea de verdad propia del sentido común, suficiente para dar sentido a la afirmación de que la verdad es la finalidad de la ciencia?. Chalmers argumentará que no lo es.

Problemas de la idea de verdad propia del sentido común

Los acontecimientos que se producen durante la ejecución de un experimento son en cierto sentido ocasionados por agentes humanos. Aunque es cierto que las conjunciones de acontecimientos relevantes para la comprobación de las leyes son ocasionadas por seres humanos, las leyes que son comprobadas gracias a los experimentos no son ocasionadas por seres humanos.

Debe hacerse una distinción entre las leyes de la física y las secuencias de acontecimientos normalmente producidos en una actividad experimental, que constituyen la demostración de esas leyes.

Si pienso que la física es una búsqueda de la verdad, las correspondencias implícitas son fundamentalmente diferentes de las que se expresan. Las leyes físicas seleccionan ciertas propiedades o características que pueden ser atribuidas a objetos o sistemas del mundo y expresan las formas en que tienden a comportarse estos objetos o sistemas en virtud de aquellas propiedades o características. En general, los sistemas del mundo poseerán otras características además de las seleccionadas por una determinada ley, y estarán sujetos a la acción simultánea de tendencias en su comportamiento asociadas a estas características adicionales. Por ejemplo, una hoja que cae es a la vez un sistema mecánico, dinámico, químico, biológico, óptico y térmico. Las leyes de la naturaleza se refieren a tendencias transfactuales.

Tomemos como ejemplo la primera ley del movimiento de Newton. Ciertamente, ningún cuerpo se ha movido jamás de una forma que ejemplifique perfectamente esta ley. Si la ley es correcta, todos los cuerpos la obedecen, aunque rara vez tengan la posibilidad de demostrarlo. El propósito de la experimentación es darles la posibilidad de demostrarlo. Si las leyes de Newton son verdaderas, lo son siempre. No son verdaderas sólo en condiciones controladas experimentalmente. Pero habitualmente van acompañadas de la acción simultánea de otras tendencias. Si las leyes de Newton corresponden a algo, es a unas tendencias transfactuales, que son muy diferentes de unos estados de cosas localizados.

Consideremos algunas razones para dudar de que la física pueda ser concebida como una búsqueda de la verdad. Un ejemplo notable sería, en el progreso de la óptica, desde Newton hasta hoy en día, encontramos que el rayo de luz es descrito primero como una corriente de partículas, luego como una onda y luego como algo que no es ni una corriente de partículas ni una onda. ¿Cómo puede esta secuencia de teorías ser concebida como un progresivo acercamiento a una descripción verdadera de lo que es el mundo realmente?. Este problema surge, aunque no siempre de forma tan clara, cada vez que hay un avance revolucionario en la física.

Otro problema para la aplicación de la teoría de la verdad como correspondencia a la física se refiere al hecho de que a menudo hay formulaciones alternativas y muy diferentes de la misma teoría. Ejemplos serían las formulaciones alternativas de la teoría electromagnética clásica: en términos de campos electromagnéticos que ocupan todo el espacio y en términos de cargas y corrientes localizadas que actúan a distancia, estando las acciones expresadas en forma de potenciales propagados con la velocidad de la luz. Otros ejemplos son las diversas formulaciones de la mecánica clásica y la mecánica cuántica. Parece ser que hay grandes posibilidades de que algunas de estas formulaciones alternativas sean equivalente, en el sentido de que cualquier cosa que pueda ser predicha o explicada por una puede ser predicha y explicada por otra. Las alternativas equivalentes de este tipo, si es que lo son, constituyen un estorbo para los defensores de la teoría de la verdad como correspondencia.

Una dificultad adicional para los defensores de la teoría de la verdad como correspondencia se deriva del hecho de que nuestras teorías son productos humanos sujetos a desarrollo y cambio, mientras que el modo de comportamiento del mundo físico, que es el objeto de estas teorías, no lo es. La versión intransigente de la tesis de que la finalidad de la ciencia es la verdad choca con la simple observación. Desde el punto de vista de la teoría de la verdad como correspondencia, la meta ideal de cualquier rama de la ciencia será la verdad absoluta u objetiva.

La aproximación a la verdad de Popper

Para Popper, las teorías del pasado que han sido reemplazadas son falsas a la luz de nuestras teorías actuales, mientras que por lo que respecta a las físicas modernas einsteniana o cuántica, no podemos saber si son verdaderas. De hecho, son muy probablemente falsas y susceptibles de ser reemplazadas en el futuro por teorías superiores. A pesar de esta falsedad, los falsacionistas como Popper gustan de decir que la ciencia progresa acercándose cada vez más a la verdad. Se ven obligados a decir que la teoría de Newton está más cerca de la verdad que la de Galileo, aún cuando ambas sean falsas.

Popper intentó dar un sentido a la aproximación a la verdad o verosimilitud, como la llamó, en términos de las consecuencias verdaderas y falsas de una teoría. Si llamamos al conjunto de todas las consecuencias verdaderas de una teoría su contenido de verdad y al conjunto de todas las consecuencias falsas de una teoría su contenido de falsedad, podremos decir, citando a Popper:

suponiendo que el contenido de verdad y el contenido de falsedad de dos teorías t1 y t2, sean comparables, podemos decir que t2 es mucho más parecida a la verdad o corresponde mejor a los hechos que t1 si:

a) el contenido de verdad de t2 es mayor que el de t1, pero no su contenido de falsedad, o

b) el contenido de falsedad de t1 es mayor que el de t2, pero no su contenido de verdad y sólo en ese caso

Si suponemos que el tamaño de los dos conjuntos es medible, podremos decir que la verosimilitud de una teoría es algo parecido a la medida de su contenido de verdad menos la medida de su contenido de falsedad.

A medida que progresa una ciencia, la verosimilitud de sus teorías aumentan ininterrumpidamente.

La concepción popperiana del progreso como aproximación sucesiva a la verdad tiene un carácter instrumentalista que no está de acuerdo con sus aspiraciones realistas.

Si consideramos los cambios revolucionarios en el desarrollo de la física, entonces la teoría reemplazada como resultado de la revolución no es sólo inadecuada a la luz de la teoría que la reemplaza, sino que atribuye rasgos al mundo que éste no posee. Por ejemplo, la teoría de Newton atribuye una propiedad de masa a todos los sistemas o partes de sistemas del mundo, mientras que, desde el punto de vista de la teoría de Einstein, no existe tal propiedad. La masa einsteniana es una relación entre un sistema físico y un marco de referencia.

Como hemos visto, tanto  Kuhn como Feyerabend  han subrayado hasta que punto el mundo mecánico descrito por la teoría de Newton es diferente del mundo descrito por la teoría de Einstein. Las concepciones anticuadas e inadecuadas de masa, fuerza, espacio y tiempo, que son utilizadas en la formulación de la teoría newtoniana, son transmitidas a todas sus consecuencias deductivas. Por consiguiente, si hablamos estrictamente de verdad y falsedad, todas esas consecuencias deductivas son falsas. El contenido de verdad de la teoría de Newton es nulo, como el contenido de verdad de todas las teorías mecánicas anteriores a Einstein. El contenido de verdad de la propia teoría de Einstein tal vez resulte ser nulo después de una futura revolución científica.

Visto de esta forma, el intento de Popper de comparar las teorías falsas comparando sus contenidos de verdad y falsedad, y concibiendo así la ciencia como una aproximación a la verdad se viene abajo.

Ladrillazo de Chocolate

Publicado: 25 enero, 2012 en Cocina
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El nombre no puede ser más gráfico, se trata de un ladrillazo de chocolate, una bomba…chocolate suicide que dicen por ahí…así que si no te gusta el chocolate…va a ser que no es para tí.

Tiene forma de ladrillo y es de chocolate, lo mires por donde lo mires es de chocolate. Es un arma letal, puedes acabar con toda una población…los matarás de gusto ;).

Como se trata de un ladrillazo, el molde que escogeremos será uno de tipo ladrillo, rectangulares y rectos.

Partimos de la receta del Bizcocho Clásico, pero no le vamos a añadir las rayaduras ni de limón ni de naranja. En su lugar añadiremos unos trozos de nueces y chocolate.

El chocolate que a mí me gusta es chocolate negro de cobertura, se funde con un poco de agua unos 75 gramos y se mezclará con el resto de los ingredientes del bizcocho. Cuando la masa esté hecha le añadimos otros 50 gramos de chocolate, pero esta vez en trozos medianos, y un puñado de nueces en trozos pequeños.

Se hornea tal y como se describe en la receta de Bizcocho Clásico, y cuando esté tibio o frío lo desmoldamos.

Lo abrimos por la mitad y lo rellenamos de una capa de chocolate fundido, al que añadiremos unas escamas de sal de maldon por encima. Volvemos a montar el ladrillo y lo cubrimos completamente de chocolate fundido, por todas partes.

Esperamos a que el chocolate se ponga duro, mejor en la nevera, y el ladrillazo estará armado. Mejor lo haces cuando te inviten a comer/merendar/cenar y así lo que sobre lo dejas en la casa del anfitrión, porque en tu casa te lo comerás más rápido de lo que te crees…no dejarás ni las migas. ¡Buen provecho!

INGREDIENTES

  • Bizcocho Clásico , sin las rayaduras de cítrico
  • Chocolate de Cobertura (200 gramos)
  • Nueces
  • Sal de Maldon

MANUFACTURA

  • Se realiza un bizcocho siguiendo la receta de Bizcocho Clásico, sin las rayaduras de cítrico, y añadiendo 75 gramos de chocolate derretido, 50 gramos de chocolate en trozos  y unas nueces
  • Se deja enfríar y se desmolda
  • Se abre por la mitad y se rellena de cobertura de chocolate
  • Se vuelve a cerrar y se cubre de cobertura de chocolate
  • Esperar a que el chocolate se ponga duro y listo para comer

Chalmers dedica un capítulo a Feyerabend, en el que resume y valora los rasgos claves de su postura expuesta en el libro Against Method.

Todo vale

Feyerabend hace una enérgica defensa de la afirmación de que ninguna de las metodologías de la ciencia hasta ahora propuesta ha tenido éxito, ya que esas metodologías, según defiende, son incompatibles con la historia de la física.

Mantiene, de forma convincente, que las metodologías de la ciencia no han proporcionado reglas adecuadas para guiar las actividades de los científicos, y sugiere que, dada la complejidad de la historia, es muy poco razonable esperar que la ciencia sea explicable sobre la base de unas cuantas reglas metodológicas.

La idea de que la ciencia puede y debe actuar de acuerdo con reglas fijas y universales es tan poco realista como perniciosa. Es poco realista porque tiene una visión demasiado simple de los talentos del hombre  y de las circunstancias que fomentan o provocan su desarrollo. Es perniciosa porque el intento de aplicar las leyes está abocado a incrementar nuestra cualificación profesional a expensas de nuestra humanidad. Además es perjudicial a la ciencia porque pasa por alto las complejas condiciones físicas e históricas que influyen en el cambio científico. Hace que la ciencia sea menos adaptable y más dogmática.

Dada la complejidad de cualquier situación realista en la ciencia y la imprevisibilidad del futuro por lo que se refiere al desarrollo de una ciencia, no es razonable esperar una metodología que determine que, dada una situación, un científico racional debe adoptar la teoría A y rechazar la teoría B, o preferir la teoría A a la teoría B.

La acusación de Feyerabend contra el método se dirige contra las metodologías interpretadas como proveedoras de reglas para guía de científicos. Los científicos no deben estar obligados por las reglas del metodólogo.

Si alguien quiere hacer una contribución a la física, no necesita estar familiarizado con las metodologías contemporáneas de la ciencia, lo que necesita es estar familiarizado con una cierta física.

Feyerabend demuestra que no es aconsejable que las elecciones y decisiones de  los científicos estén obligadas por las reglas establecidas por las metodologías de la ciencia o implícitas en ellas.

Inconmesurabilidad

Un componente importante del análisis de la ciencia de Feyerabend es su tesis sobre la inconmesurabilidad, la cual se deriva de lo que Chalmers calificó como observación que depende de la teoría. Los signficados e interpretaciones de los conceptos y enunciados observacionales que los empleen dependerán del contexto teórico en el que surjan. En algunos casos, los principios fundamentales de dos teorías rivales pueden ser tan radicalmente diferentes que no sea posible ni siquiera formular los conceptos básicos de una teoría en los términos de la otra, con lo que las dos teorías rivales no compartirán ningún enunciado observacional. En tales casos, no es posible comparar lógicamente las teorías rivales, las dos teorías serán inconmensurables.

Un ejemplo de inconmesurabilidad que pone Feyerabend es la relación entre la mecánica clásica y la teoría de la relatividad. De acuerdo con la primera, los objetos físicos tienen una forma, una masa y un volumen. Estas propiedades existen en los objetos físicos y pueden cambiar como resultado de una interferencia física. En la teoría de la relatividad, no existen ya propiedades como forma, masa y volumen, que se convierten en relaciones entre objetos y marcos de referencia y pueden cambiar, sin ninguna interacción física, si se cambia un marco de referencia por otro. En consecuencia, cualquier enunciado observacional que se refiera a objetos físicos dentro de la mecánica clásica tendrá un significado diferente para un enunciado observacional aparentemente similar en la teoría de la relatividad.

Otras parejas de teorías inconmensurables mencionadas por Feyerabend son la mecánica cuántica y la mecánica clásica, la teoría del impulso y la mecánica newtoniana…Una forma de comparar una pareja de teorías de este tipo es confrontar cada una de ellas con una serie de situaciones observables y registrar en qué grado es compatible cada una de las teorías rivales con esas situaciones, interpretadas en sus propios términos.

Si nos centramos en el problema de la elección de teorías, surge un problema adicional: ¿cuál de los diversos criterios de comparación se ha de preferir en aquellas situaciones en que estos criterios están en conflicto? Según Feyerabend, la elección entre criterios es subjetiva. La inconmensurabilidad, aunque no elimina todos los medios de comparar teorías inconmensurables rivales, lleva un aspecto de la ciencia necesariamente subjetivo.

Chalmers sugiere que hay que oponerse a la decisión de Feyerabend de sacar consecuencias subjetivistas del hecho de que algunas teorías rivales no pueden ser comparadas meramente por medios lógicos. En la cuestión de la elección de teoría, Chalmers está dispuesto a admitir que habrá algún elemento subjetivo implícito cuando un científico elija adoptar una teoría en lugar de otra, aunque estas elecciones estén influenciadas por factores externos tales como las perspectivas para su carrera y la disponibilidad de fondos. Sin embargo, aun cuando los juicios y deseos individuales sean en cierto sentido subjetivos y no puedan ser determinados por argumentos lógicamente obligatorios, esto no significa que sean inmunes a un argumento racional.

Chalmers es consciente de que las preferencias de los individuos no están determinadas únicamente por argumentos racionales, y que están fuertemente moldeadas e influenciadas por las condiciones materiales en que vive y actúa el individuo. Los juicios y deseos subjetivos de los individuos no son sacrosantos ni inmutables. Están abiertos a la crítica y al cambio por la argumentación y por la alteración de las condiciones materiales.

La ciencia no es necesariamente superior a otros campos

Otro importante aspecto de la teoría de Feyerabend sobre la ciencia se refiere a la relación entre la ciencia y otras formas de conocimiento. Feyerabend señala que muchos metodólogos dan por supuesto, sin argumento alguno, que la ciencia ( o quizás la física) constituye el paradigma de la racionalidad.

Feyerabend se queja de que los defensores de la ciencia suelen juzgarla superior a otras formas de conocimiento sin investigar adecuadamente estas otras formas.

Los racionalistas críticos han examinado la ciencia con gran detalle, pero su actitud hacia el marxismo o la astrología u otras herejías tradicionales es muy diferente. Aquí se consideran suficientes el examen más superficial y los argumentos más zafios.

Feyerabend no está dispuesto a aceptar la necesaria superioridad de la ciencia sobre otras formas de conocimiento, rechaza la idea de que pueda haber un argumento decisivo en favor de la ciencia frente a otras formas de conocimiento inconmensurables con ella.

El hecho de no ajustarse a las exigencias de la lógica clásica puede ser un defecto, pero no lo es necesariamente. Un ejemplo que pone es el de la mecánica cuántica. Para considerar la cuestión de si los modos de razonamiento implícitos en alguna versión de esta teoría violan o no las normas de la lógica clásica, es necesario investigar la mecánica cuántica y la forma en que funciona. Esta investigación puede revelar un nuevo tipo de lógica cuyas ventajas sobre la lógica más tradicional puedan ser demostradas en el contexto de la mecánica cuántica. Por otra parte el descubrimiento de violaciones de la lógica puede por supuesto constituir una seria crítica a la mecánica cuántica. Esto sucedería por ejemplo si se descubrieran contradicciones que tuvieran consecuencias indeseables; por ejemplo si se descubriera que para cada acontecimiento predicho por la teoría se podría predecir también la negación de ese acontecimiento.

El falso supuesto de que hay un método científico universal al que deberían ajustarse todas las formas de conocimiento desempeña un papel perjudicial en nuestra sociedad aquí y ahora, especialmente, a  la luz del hecho de que la versión del método científico a la que normalmente se recurre es una tosca versión empirista o inductivista.

La libertad del individuo

Buena parte de la tesis de Feyerabend en Against Method implica la negación de la idea de que hay un método capaz de explicar la historia de la física y de que se puede establecer la superioridad de la física sobre otras formas de conocimiento recurriendo a un método científico.

Sin embargo, hay un aspecto positivo, ya que defiende lo que denomina actitud humanitaria. Es aquella en la que los seres humanos deberían ser libres y tener libertad en un sentido algo similiar al que defendía Stuart Mill en On liberty. Feyerabend está a favor del intento de incrementar la libertad de llevar una vida plena y gratificante y apoya a Mill cuando aboga por el cultivo de la individualidad que es la única que produce o puede producir, seres humanos bien desarrollados.

La concepción anarquista de Feyerabend incrementa la libertad de los individuos al fomentar la supresión de todos los imperativos metodológicos, mientras en un contexto más amplio fomenta la libertad para que los individuos elijan entre la ciencia y otras formas de conocimiento.

Desde el punto de vista de Feyerabend, la institucionalización de la ciencia en nuestra sociedad es incompatible con la actitud humanitaria. Lo que tenemos que hacer es liberar a la sociedad del dogal de una ciencia ideológicamente petrificada, del mismo modo que nuestros antepasados nos liberaron del dogal de la Única Religión Verdadera.

En la sociedad libre cuya imagen nos ofrece Feyerabend, no se dará preferencia a la ciencia sobre otras formas de conocimiento u otras tradiciones. El Estado debería ser ideológicamente neutral y luchar entre las ideologías para que los individuos conserven la libertad de elección y no se les imponga una ideología contra su voluntad. Esta noción de libertad pasa por alto el hecho positivo de la cuestión, es decir, las posibilidades a las que los individuos tienen acceso dentro de  una estructura social.

Todos los individuos nacen en una sociedad preexistente y por tanto no libremente elegida. La libertad que tenga un individuo dependerá de la posición que ocupe en la estructura social, de modo que el análisis de la estructura social es un requisito previo para comprender la libertad del individuo.

El científico está además limitado por las propiedades de sus instrumentos, la cantidad de dinero disponible, la inteligencia de sus ayudantes, las actitudes de sus colegas, sus compañeros…están limitados por innumerables imperativos físicos, fisiológicos, sociológicos, históricos….

Si queremos cambiar a mejor la sociedad, entonces no tenemos más alternativa que partir de la sociedad con la que nos enfrentamos e intentar cambiarla con los medios que existan. El ideal utópico de sociedad libre que ofrece Feyerabend no es de ayuda alguna.