Impresiones del Pueblo Chapín

Publicado: 27 octubre, 2011 en Viajes
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¿Por dónde empiezo y por dónde acabo?

Los chapines son un pueblo orgulloso de su origen y de su historia. La mantienen viva y adoptan una actitud integradora para casi todo. Son tranquilos, evitan las confrontaciones, tremendamente amables y educados, dispuestos a echar una mano a los demás.

Empecemos por la política. Estaban en el período entre la primera y segunda vuelta, por lo que las carreteras estaban sembradas de propaganda electoral y la política y los políticos era un tema habitual de conversación por todas partes. Hay algo que comparten, me atrevería a decir, todo el pueblo de Guatemala, y es algo que compartimos en más sitios del planeta. Los políticos son una mierda. Estamos hartos. Este lema aparecía de vez en cuando en la carretera, en grandes carteles. La política hace daño al corazón. Los políticos sólo tienen un objetivo, hacerse ricos a costa del pueblo. Lo asumen con una naturalidad pasmosa. No hay políticos buenos. El voto en el campo se compra por una bolsa de apenas 1o doláres de valor que contiene una manta y algunas semillas de frijoles, maiz…El campesino se siente reconocido, tenido en cuenta, reconfortado y ofrece a cambio fidelidad eterna. Es tan sencillo.

La Ciudad de Guatemala es una ciudad peligrosa, casi todos llevan un arma y los robos, atracos y autosecuestros son relativamente habituales. Pasear por el casco histórico de la ciudad es poco más que jugar a la lotería. Pero cuando te alejas a otras zonas del país, la cosa cambia. Aunque en la zona del Río de la Pasión estuvimos escoltados por la policia. Se habían incrementado de manera alarmante los atracos a lanchas con turistas. Claro, normal. La pobreza y el hambre hace estragos en algunas zonas del país, la falta de interes por mejorar y trabajar también se encuentra en algunas zonas, de manera que un asalto a una lancha de gringos te puede resolver un año. Nosotros no hemos tenido ningún problema. Cuestión de suerte o no, al final tienes que saber con quien tratas y donde te metes. No puedes jugar con el peligro. Hay que ser prudentes, y cautelosos. Pero esa es la actitud aconsejable cuando viajas a cualquier parte del planeta.

Para el transporte, lo que más usan son los school bus americanos, reciclados y tuneados. Los conductores de estos autobuses van como locos, y no es raro encontrarte accidentes por las carreteras, las cuales no suelen estar en muy buen estado debido a los hundimientos y desprendimientos continuos causados por las lluvias, los terremotos, los volcanes y los políticos, que al quedarse con el dinero, generan infraestructuras muy deficientes.

El pueblo guatemalteco es extremadamente religioso. Extremadamente. Es habitual encontrar iglesias y asambleas de Dios cada pocos kilómetros, en  medio de la nada. La religión católica está perdiendo adeptos a espuertas. Los evangelistas, mormones, testigos de Jehová y demás sectas se están repartiendo el pastel de la fe guatemalteca. Las iglesias católicas aparecen desiertas en muchos pueblos, mientras las asambleas evangelistas rebosan de fieles devotos. Es normal escuchar como bendicen la mesa antes de comer, o como preguntan con desparpajo interesándose por tu religión.

Se pueden distinguir tres tipos de paisanos. Los que tienen un origen maya, en mayor o menor medida. Hay muchos grupos mayas diferentes, cada uno con su propio lenguaje, y sus particularidades culturales: costumbres, fiestas, formas de vestir, y de celebrar. Quiché, Mam, Escuintla, Kekchi, Kakchiquel…En muchas zonas, el pueblo indígena está retomando la importancia que tenía antaño. La mayoría de mayas se dedican al comercio, además al carecer de intermediarios, y vender directamente sus productos en los mercados, es gente que sobrevive con bastante holgura y dignidad.  Normalmente el indígena es amable y cálido, pero ciertos pueblos como los que habitan en Santiago de Atitlán, los tzutuhil, son hoscos, hostiles y huraños. Tienen fama de indomables, hasta echaron a los españoles y a los guerrilleros de sus tierras…Las mujeres indígenas suelen ir ataviadas con sus huipiles típicos, según la zona y la etnia, diferentes formas y colores. Los hombres están abandonando su vestimenta típica y sólo en algunos lugares los encuentras ataviados a la antigua usanza.

Luego tenemos la cultura garífuna, centrada en la zona del Caribe. Negros cuyo origen se encuentran en las plantanciones de esclavos de hace un par de siglos. Cuando fueron liberados en Centroamérica, emigraron hacia las zonas caribeñas, y Guatemala no es una excepción. La cultura garífuna tiene grandes similitudes con el África negra, es gente que a pesar de la ignominia a la que fueron sometidos mantienen sus orígenes con gran orgullo, y madre mía como se mueven, genética pura. Luego están los mestizos, que no son aceptados socialmente ni por unos ni por otros, se llevan la peor parte.

No todo el mundo habla español. Quien quiere llegar a ser algo, tiene que aprender español. Te encontrarás gente que no tiene ni idea, gente que sabe lo justo para comerciar con gringos, y gente que habla un extraño español, que más o menos puede llegar a ser inteligible. Las palabras que usan muchas veces difieren considerablemente del castellano, pero es muy fácil entenderlas por el contexto.Tienen un español, super visual, muy divertido. Me ha encantado poder comunicarme con tanta profundidad con tanta gente. Está claro que si la barrera del idioma desaparece, la experiencia del viaje es mucho más profunda, rica e interesante.

Algo de caos y autonomía circula por el país. Cuando subíamos a los Cuchumatanes teníamos la intención de llegar hasta el pueblo de Todos Santos Cuchumatán, donde los hombres siguen vistiendo al estilo tradicional, con pantalones rojos a rayas blancas. Era día de mercado, con lo que el ambiente estaba asegurado. Pero la carretera estaba en construcción, y son los propios obreros los que deciden cuando y por cuanto tiempo se abre. Así que estuvimos una hora parados, esperando a que abrieran. Nos pusimos en marcha, y a los 10 minutos nos volvieron a parar. Ya no había nada claro, y ninguna probabilidad de que pudiéramos llegar al pueblo ni mucho menos de que pudiéramos salir ese día, con lo que decidimos dar la vuelta y bajar a Huehuetenango. Increíble pero cierto.

Mantienen las tradiciones ancestrales vivas, adaptadas a los nuevos tiempos pero con la esencia de sus antepasados. Tuvimos la inmensa suerte de ver una celebración Maya en la Gran Plaza de Tikal. Por lo visto, es habitual que los grupos mayas se reunan en los entornos que ellos consideran sagrados, para celebrar sus ritos y fiestas. Los entornos sagrados suelen ser espacios naturales o restos arqueológicos de antiguas ciudades mayas. La experiencia fue espectacular. Cientos de indígenas, ataviados con sus trajes típicos, rondando alrededor de una impresionante hoguera en la que kilos y kilos de copal ardían, generando un humo negro, denso y mágico. Los indígenas rondaban alrededor de la hoguera, danzando al ritmo de la marimba, y ofreciendo a la hoguera lo que más les gusta, el cacao, el café, licor…Un grupo de bailarines, ataviados con los trajes típicos, ejecutaron la danza de la conquista. la mitad de ellos iban con máscaras que simulaban las caras de los españoles, la otra mitad con máscaras de animales. Una experiencia maravillosa.

Una de las zonas míticas a visitar es el mercado de Chichicastenango, uno de los más antiguos e importantes de Centroamérica. Un poco decepcionante, porque las decenas de puestos, a pesar de explotar con un colorido maravilloso, presentaban todos la misma mercancía, enfocada directamente para el gringo. Sólo una pequeña zona, oscura, escondida en medio del mercado, estaba destinada a los productos que ellos comprarían. La gente, se apiñaba en las escaleras de la iglesia, donde se vendían flores y se platicaba sobre la vida. En el interior, pequeños rituales sincréticos. En la Iglesia de Chichicastenango se encontró el Popol Vuh, que sería el equivalente a la biblia de los mayas. El cementerio de Chichicastenango es multicolor, como en el resto del país, y cuando paseas por el, da una sensación de vitalidad y optimismo de la que carecen los cementerios a los que estamos acostumbrados. De nuevo ceremonias mayas con diferentes fines nos encontramos realizándose en su interior. Y muchas, muchísimas tumbas de niños pequeños. Escalofrío.

comentarios
  1. jose a leon dice:

    Joer, hay una foto de uno con la bandera americana en la cabeza y otro al lado con la camiseta del real madrid…
    me leo el post y me transporto veo las fotos y me encuentro que la cultura, por muy bien conservada que este, no deja de estar contaminada… por lo demás, excelente descripción filo.

    jose

  2. Espera que esa foto tiene historia. Que bueno que te hayas dado cuenta. El de la camiseta del madrid, tenía bastante claro lo que era. Allí son del madrid o del barça. El futbol es lo que tiene.
    Pero cuando vi al indígena con la bandera de USA, me quedé bastante perpleja…es una danza indígena típica, ¿que pinta una bandera norteamericana?. Le pregunté a Patricio, que era la persona que estuvo con nosotros en la zona del Petén…su respuesta me dejó alucinada: Este??….le ha gustado el trapo, ha visto los colores y las estrellas y como le ha gustado se lo ha puesto…ni sabe lo que significa…flipante…No se si en la selección que he colgado aparecen más bailarines, si te fijas el pañuelo que llevan debajo de la máscara, cada uno es de su padre y de su madre…que cosas…

  3. axax12 dice:

    Ciertamente el fútbol llega a todas partes. No aparece en las fotos, pero en una iglesia de las que visitamos los santos vestían con «babies» a los que se habían hecho agujeros estratégicos para que pudieran ser reconocidos. Además llevaban banderas de distintos paises, según parecía era por que habían pagados los trajes unos gringos de esos paises. Son bastante más cuidadosos manteniendo sus costumbres de lo que lo somos en occidente, que las hemos perdido prácticamente todas.
    ¡¡¡Tendremos que volver!!!

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